Grasas trans Veneno para el corazón

Amediados de los ochenta las grasas saturadas eran el enemigo a combatir para mantener saludables los corazones de los estadounidenses. Diversos estudios culpaban a las grasas naturales como la

Amediados de los ochenta las grasas saturadas eran el enemigo a combatir para mantener saludables los corazones de los estadounidenses. Diversos estudios culpaban a las grasas naturales como la mantequilla o la manteca de cerdo de incrementar el riesgo de infartos y otras enfermedades coronarias. ... Para resolver el problema se lanzaron a la palestra las grasas trans, obtenidas a partir del proceso de hidrogenación de algunas grasas vegetales. Eran más baratas, fucionaban mejor a altas temperaturas y alargaban la vida de los productos. Además, se creía, eran un sustituto saludable para las grasas saturadas.

El empleo de las «trans» proliferó en los años 60 y ya en los años 80, a la vista de las ventajas que proporcionaba su uso y la mencionada presión de grupos vigilantes de la salud de los americanos, los restaurantes de comida rápida de ese país -presentes en todo el mundo- eliminaron el sebo de vacuno de sus freidoras y lo sustituyeron por el «saludable» aceite parcialmente hidrogenado. Cuando algunos aún estaban adaptándose a el cambio, aparecieron los primeros estudios que indicaban que los aceites hidrogenados eran igual de malos o peores que las grasas saturadas.

Hoy, las grasas trans están presentes en productos de bollería industrial y artículos de comida rápida consumidos diariamente por millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, los estudios científicos, que cada vez arrojan más evidencias sobre los daños que producen, pueden acabar con el reinado de estos lípidos en sus «dominios» alimentarios.

Guerra contra las «trans»

«No hay estudios concluyentes, pero sí sabemos que estos ácidos grasos elevan el colesterol LDL, el malo, y disminuyen el HDL, bueno, y esto tiene importantes consecuencias sobre los parámetros que favorecen los ataques al corazón o las enfermedades coronarias», explicó a ABC Wenceslao Moreda, del Instituto de la Grasa del CSIC. Con estos indicios, Dinamarca prohibió hace dos años que cualquier alimento contenga más de un 2 por ciento de grasas trans y el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York planteó una propuesta la semana pasada para poner en práctica una limitación similar. En Europa, salvo en Dinamarca, no hay legislación sobre estos alimentos y ni siquiera existe una norma que obligue a mencionar en el etiquetado de los productos la presencia de este tipo de ácidos grasos.

De momento, en España, el problema con las grasas trans no es preocupante -no se superan los máximos recomendados como sí sucede en EE.UU.- gracias a la dieta mediterránea. Sin embargo, como señala Moreda, aunque «en España no se consumen demasiadas grasas trans, cada vez se están más presentes en nuestra alimentación, en productos precocinados, panes artificiales...» y en la comida rápida.

Pese a sus efectos nocivos, las grasas trans cumplen una función. Hacen que los alimentos sean más duraderos y mejoran el aspecto y el sabor de la comida. Para sustituirlos, según explica Wenceslao Moreda, el método más prometedor es el de «modificar genéticamente las plantas de soja o girasol para lograr que las grasas que nos proporcionan sean más plásticas: sólidas o semisólidas».

Buscar el equilibrio

Como en España no se detalla la presencia de ácidos grasos trans en las etiquetas de los productos, la única manera de saber si están presentes en los alimentos que tomamos es buscar la mención de «hidrogenado» o «parcialmente hidrogenado». «Ante la falta de legislación -afirma Moreda- la decisión de tomar un producto o no y pedir información es de los ciudadanos».

Pero ante todo, los expertos recuerdan que la manera de evitar los efectos nocivos de estas grasas o de las saturadas es una alimentación equilibrada. Varios editoriales de diarios norteamericanos han recordado durante los últimos días de debate en torno a las grasas trans que su eliminación no será la panacea para solucionar los problemas de obesidad y enfermedades cardiacas que sufre aquel país.

Moreda recuerda además que «las grasas \[aunque no específicamente las «trans»\] son necesarias porque dan energía al cuerpo y favorecen la absorción de vitaminas» y recuerda que en una dieta variada hay «alimentos con cualidades que contrarrestan los efectos negativos de otros».

Este lunes, la cadena de restaurantes de comida rápida KFC anunció que había eliminado las grasas trans y otras compañías han asegurado que retirarán estos lípidos de sus artículos. A las «trans» cada vez les quedan menos defensores.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios