El Gobierno intenta evitar que la cumbre UE-Estados Unidos se vaya a Bruselas
España fijó la cita para el 24 y 25 de mayo en Madrid, pero aún no ha habido confirmación de la Casa Blanca
No ha pasado ni un mes desde que España asumió la presidencia de turno de la Unión Europea y ya brotan las tensiones con la nueva presidencia estable del Consejo Europeo. Era lo esperado, pese a las buenas palabras de todos, porque con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa no terminan de estar nada claras las competencias de unos y de otros y surgen los celos por el protagonismo.
El ejemplo más reciente se ha dado a cuenta de Haití. Catherine Ashton, la Alta Representante para la Política Exterior de la UE, recibió numerosas críticas,porque no se dejó ver por allí tras el terremoto, mientras sí lo hizo España como presidencia de turno, a través de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. El lunes, a la Conferencia Internacional para Haití, celebrada en Montreal, tampoco acudió Ashton, ni lo hizo Miguel Ángel Moratinos, pero sí De la Vega, afirmando que lo hacía en nombre de la UE. Sin embargo, Ashton delegó expresamente su representación en el titular de Exteriores galo, Bernard Kouchner.
Las cumbres
Otro de los asuntos que está poniendo de relieve las discrepancias entre Madrid y Bruselas es la celebración de las cumbres entre la Unión Europea y otros países a lo largo del presente semestre, y singularmente, la que tiene que desarrollarse con Estados Unidos, los días 24 y 25 de mayo. En principio, según el calendario de la presidencia española, ese encuentro debe tener lugar en Madrid.
Algunos medios comunitarios consultados por ABC apuntan a que Estados Unidos habría hecho llegar, de manera informal, su deseo de que la reunión se celebre en Bruselas y no en Madrid, por entender que es lo más adecuado teniendo en cuenta que los interlocutores de Barack Obama, según el Tratado de Lisboa, son el presidente estable del Consejo Europeo, Hermann Van Rompuy, y el de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Van Rompuy
Otras fuentes diplomáticas, por el contrario, señalan que quien busca que la cumbre sea en Bruselas es Van Rompuy, para subrayar, en una reunión de tanto relieve, que es él quien lidera la Unión y no el presidente de turno, en este caso, José Luis Rodríguez Zapatero. Desde el entorno del nuevo presidente permanente del Consejo se insiste, por el contrario, para desmentir esas versiones, en que «Van Rompuy tiene por delante muchas más cumbres después de la presidencia española» para dejar claro cuál es su papel institucional.
De hecho, está previsto que, una vez pasada nuestra presidencia, todas la cumbres bilaterales que corresponda hacer en Europa, se desarrollen en Bruselas. Con el semestre español se hizo una excepción, dado que antes de que el Tratado entrara en vigor España ya tenía hecha la programación y distribuidas las cumbres a celebrar en suelo español.
España se resiste
El Gobierno español considera que se debe seguir manteniendo la idea de celebrar la cumbre con Washington en Madrid. Lo contrario sería un gran revés para Zapatero que espera poder recibir en Madrid a Obama, en un intento de aprovechar al máximo la presidencia para recuperar algo de su deteriorada imagen.
Zapatero es consciente de que, aunque la reunión se celebre en Madrid, debe ceder el protagonismo a Van Rompuy, como él mismo ha reconocido. Pero sabe también que, si bien no acudirá a las cumbres fuera de España, sí estará presente en las reuniones que se celebren aquí y eso le permitirá salir en todas las imágenes.
El jefe del Ejecutivo podría aprovechar que el próximo 4 de febrero se verá de nuevo con Obama, con quien rezará en Washington, en el Desayuno Nacional de Oración, para insistirle en su deseo de que la cumbre sea en España, lo que además supondría la primera visita del presidente estadounidense a nuestro país. También la próxima visita de los Reyes a la Casa Blanca, el 17 de febrero, podría contribuir a lograr ese objetivo.
Estados Unidos suele apurar al máximo, entre otras razones por motivos de seguridad, la confirmación de las citas internacionales o bilaterales de su presidente y de hecho, las autoridades españolas no han recibido aún ninguna comunicación de la Casa Blanca en el sentido de que se acepten las fechas y el lugar de la cumbre.
Una muestra de esta actitud es el retraso que ha sufrido la visita de Don Juan Carlos y Doña Sofía a Washington para reunirse con Obama. Fijada inicialmente para la primera semana de diciembre del pasado año, no terminó de concretarse, debido a la agenda de Obama, que, en esas fechas, viajó a Oslo para recibir el Nobel de la Paz.
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