España y Marruecos, más cerca del acuerdo tras la intervención de Powell
Los gobiernos de España y Marruecos todavía no han llegado a un acuerdo para resolver la crisis de la isla de Perejil, pero están ya muy cerca de conseguirlo, según informaron anoche fuentes oficiales. De acuerdo con las mismas fuentes, hoy se reanudarán las conversaciones.
El Gobierno español aseguró anoche que tras los contactos que se mantuvieron durante el día en relación con la situación de la isla de Perejil, aún no hay acuerdo entre España y Marruecos, pero «se está muy cerca de lograrlo», informaron anoche fuentes ... del Ejecutivo. La ministra de Exteriores, Ana Palacio, no habló directamente con las autoridades marroquíes, sino con el responsable de la política exterior de Estados Unidos, Colin Powell, y las conversaciones para encontrar una solución al problema continuarán hoy.
Durante la jornada, el Gobierno reiteró la necesidad de que la isla de Perejil recupere el «statu quo» anterior al 11 de julio, fecha de la ocupación marroquí, y subrayó que es Marruecos quien tiene que dar garantías de que si los soldados españoles abandonan la isla, no será ocupada de nuevo por fuerzas del país vecino.
El Departamento de Estado de EE.UU. confirmó ayer que ejerce una intensa «facilitación» diplomática con el objetivo de lograr una vuelta a la situación antes del 11 de julio. Según reconocen las autoridades federales en Washington, el secretario de Estado, Colin Powell, ha mantenido en las últimas veinticuatro horas tres contactos telefónicos con el rey de Marruecos y cuatro con la ministra de Asuntos Exteriores española, Ana de Palacio.
El statu quo
Según el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, «estamos esperanzados sobre el alcance de una solución en estas cuestiones a la vista de lo que hemos venido hablando que es el retorno al statu quo, la forma en que todo estaba antes del 11 de julio».
Reiterando anteriores manifestaciones del secretario Colin Powell, el portavoz ha indicado que a Estados Unidos «no le gusta ver a sus amigos luchando entre sí y si podemos ayudar, lo haremos».
La diplomacia norteamericana ha insistido en que prefiere que el disputado islote de Perejil esté deshabitado y sin presencia militar de ningún tipo. En opinión de Powell, que no ha querido entrar a dilucidar cuestiones de soberanía, el despliegue de tropas en el islote solamente dificulta la posibilidad de encontrar una solución negociada. Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Mohamed Benaissa, estuvo ayer en París para dar cuenta de una larga lista de reivindicaciones. Mañana lo hará en Bruselas. La isla de Perejil es la primera reclamación de Marruecos, que su ministro de asuntos exteriores, Benaissa, avanzó en la capital parisina con calculada ambigüedad: el racismo, el Sahara, la pesca, Ceuta y Melilla, las Chafarinas y Alhucemas, forman un conjunto de cuestiones que Rabat maneja en el mismo contexto de una crisis que no desea militarizar, sin ocultar el riesgo de las «presiones populares». Considerando que París es capital «tradicionalmente amiga», muy alejada de la «incomprensión europea, inducida por España», Mohamed Benaissa presentó ayer un primer abanico de quejas, agravios y reivindicaciones, en una rueda de prensa muy concurrida. Ante Ceuta y Melilla, Rabat no desea lanzar una «reivindicación inmediata» pero advierte sibilinamente: «Nosotros no somos partidarios de las marchas que piden algunas fuerzas políticas marroquíes. Nosotros no reivindicamos hoy Ceuta y Melilla, pero ese problema no se podrá eludir indefinidamente».
Ante el Sahara, el ministro marroquí relanza problemas de fondo. «Para nosotros, es inadmisible que España haya autorizado a una multinacional como Repsol que inicie sus prospecciones en aguas territoriales marroquíes». El futuro de las Chafarinas y Alhucemas se inscribe, para Rabat, en el mismo «contexto», donde el jefe de la diplomacia marroquí avanza otro contencioso inflamable: «Para el reino de Marruecos son inadmisibles las condiciones de esclavitud y racismo con que el Gobierno español consiente que se trate a muchos emigrantes magrebíes».
Sobre el origen último de la crisis reciente, Mohamed Benaissa hizo ayer una penúltima matización: «Estuvimos al borde de un acuerdo. Aquella noche, la embajadora de los EE.UU. me llamó a las 3.30 de la madrugada, diciéndome que llamase inmediatamente a Ana Palacio. Hablé con la ministra española, con la que llegamos a los puntos esenciales del acuerdo. Cerrado el trato, la ministra española me dijo: «Ordene usted la retirada de sus soldados...» Pero, miren ustedes, eran las cuatro de la madrugada. Y a esa hora yo no podía despertar al rey. Yo solo no tenía autoridad para tomar la decisión que me pedía la ministra española». El ministro marroquí no desea imaginar qué hubiera pasado si hubiera tomado la decisión de despertar a su rey, para comunicarle la evolución de la crisis.
Bruselas no quiere «mediar»
De París, Benaissa irá a Bruselas. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, se entrevistará el próximo lunes con el ministro de Exteriores marroquí, pese a que éste no será recibido por los ministros de Exteriores de los Quince que se reúnen el mismo día, informa Alberto Sotillo. Bruselas, no obstante, insiste en que no tiene ninguna intención de actuar como mediador en la crisis de la isla Perejil.
Después de que, desde Marruecos, se diera a entender que Benaissa sería recibido por los ministros de Exteriores de la Unión durante su visita a Bruselas, la presidencia danesa de la UE aseguró que Marruecos ni siquiera solicitó reunirse con los Quince. Desde luego, a España no podría hacerle ninguna gracia que los Quince abrieran las puertas de su club a la ofensiva diplomática de Marruecos. Y menos cuando el Gobierno espera que en los próximos días se cierre el conflicto con la retirada de las tropas españolas y una garantía formal de que las fuerzas marroquíes no volverán a ocupar la isla. «Ya están las fichas sobre la mesa. Sólo es cuestión de formalizar el acuerdo en términos limpios, sencillos y sin zonas de sombra», señalan fuentes diplomáticas.
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