El ejemplo de Forrest Gump
Desde hace una semana ETA marca el compás de la política y ocupa los grandes titulares
Desde hace una semana, ETA marca el compás de la política y ocupa los grandes titulares. Han venido las prisas, como si el paisaje dibujado por tres encapuchados y sus apelaciones a un tiempo nuevo hubieran desatado las urgencias. Se multiplica Patxi López, que, entre ... reunión y reunión, saca el pañuelo para enjugarse las lágrimas, porque su emoción por el último comunicado etarra le ha provocado una agitación compulsiva. Patxi López es como Forrest Gump —«Mamá siempre decía que la vida es como una caja de bombones»— y no hace otra cosa que correr, tal vez porque —como también decía Forrest Gump— «a veces hacemos cosas que no tienen sentido». A Patxi López le convendría relajarse: dejar de correr y, serenamente, reflexionar sobre las palabras de Forrest en una de las más conmovedoras escenas, cuando muere su amigo Bubba, que sabía todo lo que hay que saber del negocio de las gambas: «Bubba quería ser capitán de barco, pero en lugar de eso murió junto a aquel río de Vietnam», una frase que es un retrato tierno y descarnado del paisaje que habita entre la realidad y el deseo. En ese espacio donde no caben los sueños se quedó Bubba tendido para siempre: en medio de la nada o en la mitad del cielo, porque nunca pudo ser capitán de barco. Las aspiraciones de Patxi López, como las de Bubba, deberían adaptarse al terreno, por prudencia y por responsabilidad. Y porque hasta el mismísimo Forrest Gump entendió —tras dejar de correr— que «a veces hacemos cosas que no tienen sentido». Como escuchar a ETA hablando de paz y empeñarse en dar vueltas, en lugar de quedarse quieto y esperar a que sea ETA quien se quite la capucha. Tal vez López sueñe con ser capitán de barco, pero antes de abrirle su despacho a Bildu —dentro de esa ronda de contactos que es un baile frenético de puertas corridas— debería recordar en qué quedaron los anhelos de Bubba. Y eso que era un experto en gambas.
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