Diputados aburridos entre bostezo y decreto

De vez en cuando, un bostezo cruza el hemiciclo. Ya se sabe cómo es esto: bosteza uno, y se contagia por la sala, de punta a punta, hasta llegar incluso a la Presidencia de la Mesa. Entre bostezo y bostezo, otros diputados deciden que, después de 15 minutos de Pleno, es un buen momento para tomarse un café.

El diputado Coscubiela , de ICV, llega media hora tarde, con una mochila a la espalda, acalorado, y un libro en la mano. Se sienta en su escaño, junto a José Luis Centella , uno de los pocos diputados que, al menos hoy, prescinden de las nuevas tecnologías y se agarran a un montón de papeles.

Los que no faltan nunca son los cinco de UPyD. Es un caso curioso: siempre van juntos, con Rosa Díez a la cabeza. Prácticamente no se mueven de sus escaños durante las horas que dura el Pleno y cuando interviene uno de ellos se animan como si fueran un equipo de fútbol.

Es el turno del portavoz socialista de Educación, Mario Bedera. «Buenos días, por decir algo», comienza. Le escuchan muy pocos diputados socialistas. Ni siquiera está su jefe de filas, Alfredo Pérez Rubalcaba, ni su portavoz de grupo, Soraya Rodrígue z. Es un debate crucial para el PSOE, pero falta la mayoría, como en el resto de los grupos, eso sí.

Mientras el hemiciclo languidece, pese a la importancia de los decretos que se debaten, fuera estaba todo preparado para que el presidente del Gobierno se reuniera con la comisión delegada de asuntos económicos.