Condenan a siete años y medio de cárcel al hombre que alardeó de querer matar a Sánchez

Además, le priva durante ocho años del derecho a tener y portar armas, del que gozaba hasta ahora como aficionado y practicante del tiro deportivo. Fue arrestado hace cuatro años tras mandar varios de esos mensajes de Whatsapp a Patricia Muñoz , coordinadora de Vox en la comarca barcelonesa del Vallés, con la que coincidía en un chat genérico. Ante el tono de los mensajes y al no conocer a su autor, ésta consultó con un abogado, un guardia civil y un policía autonómico, todos los cuales le aconsejaron que los pusiera en conocimiento de los Mossos d'Esquadra, que procedieron así a detener a Manuel Murillo.

El condenado trabajaba entonces como vigilante de seguridad y tenía varias licencias de armas. Los Mossos encontraron en su casa una veintena de ellas, trece reglamentarias y otras siete prohibidas , como un fusil Cetme, considerado como arma de guerra, todas las cuales reconoció como suyas durante el juicio. El tribunal considera que este arsenal demostraría la «alta peligrosidad» del acusado.

También reconoce la sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada Teresa Palacios, la dificultad de «atentar contra la vida del presidente del Gobierno, lo que haría pensar que la ideación del acusado estaría próxima a lo descabellado y por ende ante una propuesta no creíble ni en consecuencia factible». En la misma línea, admite que Murillo no tenía un plan organizado y menos aún cerrado para cometer ese atentado. Pero añade que los mensajes de Whatssap acreditan «cada vez con más ahínco» su «fijación inquebrantable» de acabar con la vida de Pedro Sánchez.

Por eso, el tribunal estima que, «por embrionaria que fuera» la intención de cometer ese atentado, hay que tener en cuenta la «persistencia, fijación y desvelada determinación» de Murillo. También que disponía del armamento suficiente para intentarlo, «pues solo tendría que optar por el apropiado, según las circunstancias, entre los que almacenaba». Y recuerda que para ello mandó mensajes a varias personas intentando «recabar de forma reiterada la ayuda que requería en pro de su pertinaz idea criminal».

La Sala de lo Penal considera que Murillo no sufre ninguna alteración psíquica , como justificó su defensa durante el juicio. Tampoco acepta la eximente de intoxicación etílica o la atenuante de embriaguez por consumo de alcohol y medicamentos. Así lo había solicitado su abogado desde el principio y así se defendió el propio Murillo, que durante su declaración explicó que tomaba ansiolíticos por sus largas jornadas como vigilante de seguridad y sus problemas familiares. También que mandaba esos mensajes porque bebía con frecuencia: «Todo era porque estaba bebido» , resumió en su declaración ante el tribunal hace un mes.