Pocos minutos después del incendio, una ola espontánea de solidaridad. Vecinos empiezan a bajar para echar una mano. Decenas de personas que bajan de sus casas mantas, sillas, alimentos. Los autobuses se convierten en almacenes de solidaridad, llenos hasta arriba. Muchos vecinos meten a los ... ancianos en sus portales mientras esperan para ser trasladados, y una flota de autobuses municipales y de taxis se unen de forma voluntaria para el traslado. Un movimiento que parece organizado, pero es consecuencia de la buena voluntad. Se les traslada a este polideportivo en las primeras horas. Los heridos van al hospital, y el resto a otra residencia cercana, y un convoy de voluntarios siempre ayudando. Una noche triste, pero el ejemplo de un bario volcado con lo que tenían delante.
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