Arcan pide a gritos en el juicio acogerse al Convenio de Ginebra
MADRID. No esperó a oír a ningún testigo ni siquiera a que comenzara la sesión. El moldavo Pietro Arcan, acusado de asesinar a un abogado de Pozuelo y herir a su mujer e hijas, entró ayer en la sala de la Audiencia de Madrid donde ... se celebra el juicio vociferando porque le apretaban los grilletes. Fue la primera de sus quejas a la juez Ana Ferrer, a quien pidió acogerse a la Convención de Ginebra. «Tengo derecho a una comida al día y una hora de patio», dijo para añadir que estas circunstancias se estaban incumpliendo, en alusión a las conducciones desde la prisión. La magistrada le replicó que ella procuraba cumplir la Constitución y velar por un juicio justo.
A continuación comenzó la declaración de los 13 policías nacionales que ayer prestaron testimonio. Uno de ellos, el primero que llegó al chalé de Pozuelo donde se cometió el crimen, explicó que vio a Arcan salir de la casa y cuando le intentó detener le dijo que «no había hecho nada». «Vi saltar la valla a un individuo, le dije «alto policía», pero salió corriendo».
Según su relato, cuando Arcan huía con una mochila le siguió y éste sacó un revólver y disparó contra él, aunque no lo alcanzó. Hubo varios tiros al aire y ante la orden de que tirara su arma volvió a disparar contra el agente. Posteriormente, ya en comisaría reconoció al moldavo dos veces: «No deseo que nadie pase por lo que pasé yo. Con mirarle a los ojos tuve suficiente», añadió el funcionario.
Este policía coincidió en su descripción con varios de los compañeros que entraron en el chalé. La puerta de la terraza de la buhardilla estaba forzada, las habitaciones «revueltas» y las dos hijas del abogado Arturo Castillo dentro de un armario, donde las había encerrado Arcan, pese a que ambas estaban heridas.
En las declaraciones salió a relucir, una vez más, que aparentemente el moldavo conocía la distribución de la casa por indicación de alguien que hubiera trabajado en ella. Se identificó a una joven rumana, llamada Anca, que hasta la fecha no ha sido localizada. El instructor del caso, en su día comisario de Homicidios, destacó el robo como el único móvil del crimen. Los investigadores realizaron un exhaustivo estudio del entorno del abogado y no hallaron ningún indicio de que la fatídica madrugada del 20 de junio de 2001 Arcan actuara por venganza, como parte de un ajuste de cuentas o cualquier otra teoría.
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