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El mig amic Antich: Historia de una ambición en los años del Procés

Auge y caída del independentismo a través de la trayectoria del Puigdemont pasando por el PSC y el PP, ha intentado mover los hilos de la política catalana

El periodista José Antich, director de «El Nacional» EFE
Salvador Sostres

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A veces la crítica momentánea hace que parezca que el único sentimiento es la animadversión. Al año y medio de haber sido cesado como director de «La Vanguardia», y cuando había justo estrenado su nuevo digital, «El Nacional», me encontré a José Antich por la ... Diagonal y me dijo. «Yo me he reinventado, aunque tú no me lo reconocerás nunca». No sé por qué Antich puede pensar algo así. Nadie se ha ocupado nunca de escribir tanto sobre su vida, sus añagazas y su trama. José Antich Valero (La Seo de Urgel, 1955) es la metáfora del catalán oportunista y espabilado, buscón, sin entrañas, sin escrúpulos, con un gran instinto y un tipo de astucia que se parece mucho, aunque sin serlo, a la inteligencia; todo en él está en venta, todo es negociable. Piensa una cosa y piensa la contraria. Pero en lo único en lo que cree es en su negocio y él sabe cómo administrarlo. Es tan buscón como fascinante. Es tan peligroso hacerle caso como despreciarle. En la vida, y en el arte, el verdadero y sostenido interés sólo lo produce la fascinación, sea cual sea el juicio que subyazca. Lo que tienen de turbador las películas sobre los nazis no son las atrocidades sino precisamente la fascinación por Hitler, la extraña proximidad, aunque sea en tono de denuncia, a la que el director suele ponernos del Tercer Reich.

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