Los alcaldes de la vacuna no dimiten

En un intento surrealista de justificarse, Guerrero rechazó este jueves dimitir y argumentó que no le gustaban las vacunas y que «no quería» que se la administraran , pero sus técnicos se lo recomendaron. «Me dijeron que si no lo hacía ellos tampoco, también por mi vulnerabilidad con mi diabetes, mi corazón y mi tensión», dijo en una rueda de prensa recogida por Ep. El consejero compagina su cargo con la medicina privada desde hace algo más de un año, por lo que, según él, nadie se ha saltado «ningún protocolo».

«Soy personal sanitario de la Consejería, así como la máxima autoridad de Salud Pública, e intervengo en la gestión directa de la crisis sanitaria», señaló Guerrero, que insistió: «Llevo casi un año gestionando esta pandemia en primera línea: he estado en las trincheras, me he remangado, y nadie puede negármelo».

Tres de los cuatro alcaldes valencianos que se vacunaron pertenecen al PSPV-PSOE. El pasado fin de semana este acordó abrirles un expediente informativo y les suspendió cautelarmente de militancia.

Pese a ello, Ximo Coll y Carolina Vives, matrimonio y alcaldes de los municipios alicantinos de El Verger y Els Poblets, respectivamente, y Fran López, secretario de las Juventudes Socialistas en la región y primer edil de la localidad valenciana de Rafelbunyol no han dimitido.

El secretario general del PSPV-PSOE y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, lamentó públicamente la actitud de sus alcaldes, pero no les ha reclamado que renuncien a sus cargos. Este jueves, el presidente ha revelado que al menos 150 personas (entre cargos políticos y personal sanitario) han recibido la vacuna irregularmente .

Mientras, el alcalde de La Nucía (Alicante), Bernabé Cano , del Partido Popular, se vacunó el coronavirus como sanitario pese que solo ejerce en la sanidad privada. Su formación ha defendido que Cano se vacunó por «motivos sanitarios» y diferencia el caso de este alcalde y diputado provincial, del de los dirigentes socialistas.

Tres alcaldes de la provincia de Córdoba, dos de ellos del PSOE, fueron vacunados saltándose todos los protocolos aprobados por las autoridades sanitarias. Ninguno de ellos ha dimitido por el momento. En todos los casos, se trata de autoridades municipales de municipios muy pequeños que cuentan con una residencia de ancianos local en la que los alcaldes cumplen el papel de patronos de la organización que las regenta.

La primera alcaldesa en ser pillada fue la regidora de Torrecampo , Francisca Alamillo. Aseguró que acudió al centro de mayores el día de la inoculación de la primera dosis. Según su relato, sobraron dos vacunas y los sanitarios del Servicio Andaluz de Salud (SAS) le instaron a ponérsela para no desaprovecharla. El PSOE, su partido, decidió separarla temporalmente de militancia y abrirle expediente aunque la dirección del partido nunca le ha pedido que deje el cargo.

El segundo regidor fue otro militante socialista, el alcalde de Alcaracejos, José Luis Cabrera. Su versión fue similar. Afirmó que se acercó a las instalaciones de la residencia de ancianos «para dar ánimos a los sanitarios». En este caso, no consta que se le haya abierto expediente ni que se le haya exigido que dimita. Sobraron vacunas y fue el equipo del SAS, dijo, quien le instó a ponérsela. El tercero ha sido el alcalde de El Guijo , Jesús Fernández (que milita en el partido local CdeI), quien afirmó que, pese a no creer en las vacunas, se puso la dosis porque el personal sanitario aseguró que, de lo contrario, se desecharían.

Quien sí ha dimitido por vacunarse es la concejala socialista de Salud y Bienestar Social de Bonares (Huelva), Rocío Galán. Según ha indicado el alcalde del municipio a ABC, Galán argumentó que acudió al centro de salud acompañando a su hija, que se iba a vacunar como sanitaria en prácticas, y le ofrecieron a ella la posibilidad de recibirla porque, si no, se tendría que tirar.

El SAS ha abierto una investigación para conocer los motivos por los que estas autoridades locales hicieron uso de unas dosis que no les correspondían. Los protocolos afirman que, cuando por lo que sea sobran vacunas, hay que devolverlas al centro médico de referencia (en este caso, el Hospital Valle de los Pedroches, de Pozoblanco) para su aplicación en el personal sanitario.

En Cataluña, el único caso del que se tenga conocimiento de autoridad política que se haya colado en la lista de espera de la vacuna de la Covid es la del alcalde posconvergente de la localidad de Riudoms (Tarragona) , Sergi Pedret. El primer edil de Junts, junto con un concejal del Consistorio, accedieron a ponerse la vacuna después de que sobrasen dos dosis tras vacunarse a los usuarios y personal de una residencia geriátrica.

Pese a las peticiones de dimisión, y la censura por su proceder por parte de la consejería de Sanidad, el alcalde sigue en el puesto. Justificó su actitud de acceder a ponerse la vacuna por el hecho de que «si no se tendrían que tirar».

En la Región de Murcia, además del consejero de Salud del PP también se ha conocido otro caso de vacunación sin cumplir el protocolo. Tal y como informa La Verdad, la alcaldesa de Molina de Segura, Esther Clavero (PSOE), también ha recibido la primera dosis.

«Un alto cargo sostiene que fue citada por el propio Servicio Murciano de Salud (SMS), desde el centro de salud de Molina de Segura, "por prescripción facultativa, en horario de atención al público, junto a otros ciudadanos"», informa el mismo diario. No ha presentado su dimisión.