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Adolfo Suárez: hizo posible lo que parecía imposible

Presidente del Gobierno de España entre 1976 y 1981

Adolfo Suárez, durante su discurso de investidura como presidente del Gobierno ABC

Emilio Contreras

Cuando Franco murió en 1975 existía el temor a que los españoles volvieran a su pasado de enfrentamiento y violencia. Pero, transcurridos cuarenta años de la Guerra Civil , solo aspiraban a vivir en paz y libertad sobre el progreso económico de los últimos quince años. Un grupo de jóvenes políticos del régimen conectó con ese deseo mayoritario, y haciendo un alarde de pragmatismo lideraron el difícil cambio de la dictadura a la democracia.

Tras ganar las primeras elecciones de la democracia, en 1977, Adolfo Suárez disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones para el 1 de marzo de 1979 una vez aprobada la nueva Constitución. En enero de 1981, Suárez presentaba su dimisión.

El Rey Juan Carlos , asesorado por Torcuato Fernández Miranda , se fijó en uno de ellos y nombró a Adolfo Suárez presidente del Gobierno. Su nombramiento decepcionó a los demócratas, que pronto fueron los primeros sorprendidos porque en solo once meses Suárez consiguió la autoliquidación de las Cortes franquistas, restauró las libertades, legalizó todos los partidos y sindicatos, y convocó elecciones libres. Todo ello lo consiguió con una mezcla de audacia, encanto personal y valor, e hizo del pacto, del consenso y del acuerdo el eje de su acción política.

Suárez tuvo que improvisar un partido, UCD , que nunca llegó a controlar, y ganó las elecciones del 15-J de 1977 con 165 diputados. En octubre consiguió con los pactos de la Moncloa un acuerdo de todos los partidos para hacer frente a la crisis económica, y elaboró una reforma fiscal con impuestos progresivos. En diciembre de 1978 se aprobó una Constitución con un consenso sin precedentes. Pero cumplido este objetivo, afloraron las discrepancias en UCD en asuntos como la reforma fiscal, la ley de divorcio o el modelo educativo. Las conspiraciones en su partido, la crisis económica, el auge del terrorismo de ETA , la oposición de un sector de la jerarquía católica por la ley de divorcio, el enfrentamiento con una parte del empresariado por la reforma fiscal y otras reformas, el malestar entre los altos mandos del Ejército por la legalización del Partido Comunista y el reconocimiento de las Autonomías, y una implacable campaña de acoso y derribo le empujaron a dimitir.

Como presidente en funciones, el 23 de febrero se enfrentó a los golpistas con riesgo de su vida. En 1982 fundó el CDS , un partido que nunca llegó a cuajar. Y en 1991 se apartó de la actividad política y desapareció de la vida pública hasta que en 1996 algunas instituciones volvieron la mirada a quien no había protagonizado ni un solo escándalo de corrupción en sus 55 meses de gobierno . Varias universidades le nombraron doctor honoris causa, y Don Felipe le entregó el premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Pero en 1998 el mal empezó a anidar en su cerebro hasta destruirlo. Y cuando el 23 de marzo de 2014 Suárez falleció, hacía casi tres lustros que se había hundido en una sima en la que no existe la vida.

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