20-08-2008: aquel «miércoles negro»
Los familiares de las 154 personas fallecidas a bordo del MD-82 de Spanair recuerdan, un día sí y otro también, la secuencia de aquel 20 de agosto trágico. Esperan respuestas definitivas y saber quiénes fueron los responsables de la caída de la aeronave. Madrid revivió también el infierno de fuego y dolor que sufrió el 11-M, cuatro años atrás
María Luisa Estévez González, canaria de 31 años , ingresada en el Hospital La Paz de Madrid con el 72 por ciento de su cuerpo quemado, fue la víctima número 154 del desaparecido vuelo JK5022 Madrid destino Las Palmas. Su nombre todavía figuraba como ... superviviente en la lista que la compañía aérea Spanair facilitó en su página web tras el siniestro. Al final, cerró el reguero de víctimas mortales que confirmó que aquel MD-82 estrellado pocos segundos después de abandonar la cabecera de la pista 36L de la terminal segunda del aeropuerto madrileño de Barajas era el peor accidente aéreo de la última década en toda Europa. Venían entonces a la memoria los terribles aterrizajes mortales en Mejorada del Campo, Madrid (27 de noviembre de 1983) y Barajas (diez días después, el 7 de diciembre de 1983) donde se dejaron la vida 181 y 97 pasajeros, respectivamente.
Pero nuestra selectiva mente nos retrotraía, en especial, a cuatro años antes. El escenario de fuego, muerte y dolor era el mismo que dejaba la voladura de unos trenes de cercanías en pleno corazón de Madrid. Primero, el goteo de imágenes y el recuento avalanchado y trágico de muertos. El ir y venir de las ambulancias y los servicios sanitarios, y de bomberos al rescate de cuerpos encarcelados, primero. Después, el trasiego de los coches funerarios con dirección a la improvisada y gigantesca morgue del pabellón 6 del recinto ferial Ifema. La asistencia psicológica requerida por los familiares destrozados, para los que no hay consuelo tras adivinar la vida truncada de su padre, abuela, hijo, sobrina... Parecía una burla maldita del destino, pero Madrid volvía a sufrir otro infierno del que será muy difícil recuperarse.
Y Madrid tendrá que revivir ese «miércoles negro» de su historia este 20 de agosto de 2009. Un año después del desastre, se colocarán unas placas de homenaje en los aeródromos de Barajas y Las Palmas, y se celebrarán unas misas solemnes en recuerdo de los 154 viajeros del vuelo de la muerte, 20 de ellos menores de entre 2 y 12 años, dos bebés entre el pasaje.
Allí estarán, si el dolor se lo permite, algunos de los 18 supervivientes de la tragedia. Allí estarán, con el pundonor y la consternación agolpados en la cabeza del estómago, los familiares de los –como ellos los han bautizado- 154 «ángeles» del JK5022 .
Sin descanso
Con los tributos por el primer aniversario, los familiares de los afectados por el vuelo de Spanair exigirán respuestas. Ellos no se han olvidado ni un solo día, como posiblemente sí el resto, la secuencia del 20 de agosto de 2008. Y no se han olvidado de pedir responsabilidades por lo sucedido, algo que en este momento, con la investigación técnica no definitiva de la Ciaiac (Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil), dependiente del Ministerio de Fomento, y la investigación judicial bloqueada en el Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, parece imposible de determinar en el tiempo.
La pregunta ahora es cuánto demorarán las respuestas a las muchas incógnitas que se ciernen sobre el MD-82 –fabricado por la estadounidense Boeing-, aunque el informe interino de la Ciaiac trata de despejar dudas sobre los fallos humanos y uno mecánico recurrente que confluyeron para que finalmente el cúmulo de errores tumbase la aeronave de Spanair. Sin embargo, quedan una decena de porqués abiertos que doce meses después no se han esclarecido, como por qué no fue reemplazado por otro avión pese a que se sopesó esa opción por la aerolínea.
La pesadilla se sigue repetiendo
La pesadilla continúa y lo seguirá haciendo para los familiares de los afectados por el vuelo. Su pena se ha visto ennegrecida durante estos meses al comprobar las maniobras no menos llamativas por parte de dos patas de investigación que se encuentran enfrentadas, y al observar con impotencia cómo desde no se sabe todavía qué instancia se filtraba el vídeo con las grabaciones de las cámaras de AENA con el momento del despegue de la aeronave herida de muerte. También asistieron a los intentos del Gobierno de desviar la presión hacia Spanair, mientras una ministra –Magdalena Álvarez- no rayaba a la altura y se veía acorralada en el Congreso anticipando que Spanair barajó un cambio de avión. Cuando la compañía, propiedad de la escandinava SAS, negó esa posibilidad, Fomento difundió una cinta para demostrarlo. Y así las filtraciones se sucedieron una tras otra.Y, entre el rescoldo de la tragedia, los familiares de los pasajeros sólo tenían conocimiento de los driblajes de la investigación por los titulares.
El desgarro, dicen ellos, no comenzará a cicatrizar hasta que no encuentren el veredicto final a qué falló en el MD-82 y quiénes fueron los responsables.
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