Tensión en el PSOE a la espera de que Díaz decida si se presenta

Desde el otro bando, el de potenciales apoyos de Eduardo Madina, un destacado dirigente apostilla: «Es que a Susana le están ‘vendiendo’ un apoyo personal, porque en sus federaciones hay división de opiniones seguro». Quizá por eso, Díaz está esperando a ver qué sale de la reunión de la Ejecutiva; quiere ver claras las condiciones de una competición que trastoca su idea inicial: ser «llamada» a salvar el partido en el peor momento de su historia y elegida casi por aclamación en un congreso de delegados. Eso ya no podrá ser. Sus rivales, Madina –y probablemente el diputado madrileño Pedro Sánchez–, han comenzado a sondear si podrán recabar los casi 10.000 avales necesarios. Mientras, Carmen Chacón ha vuelto a Miami y no volverá «hasta dentro de unas semanas». Lo suyo son las primarias a La Moncloa, no la competición por la Secretaría General, para lo cual tendría que entregar sus avales el día 20 de este mes.

Mientras, en una maniobra inusual, la corriente minoritaria Izquierda Socialista (IS) ya ha decidido que tendrá candidato a suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba: el exdiputado José Antonio Pérez Tapia. A priori, tiene escasas posibilidades siquiera de lograr los 10.000 avales que le permitirían competir, pero en el actual escenario de incertidumbre todo parece posible. IS pidió ayer la dimisión de Rubalcaba y la constitución «inmediata» de una gestora que pilote el congreso.

La corriente minoritaria se suma así a la crítica que otros dirigentes están haciendo ‘sotto voce’ al equipo de Rubalcaba por el grado de improvisación que está demostrando desde el lunes pasado, cuando anunció a la Ejecutiva su marcha por ser responsable ya del segundo peor resultado electoral en toda la historia del PSOE (el primero fueron las generales de 2011).

En aquella reunión hubo dirigentes que entendieron que estaba dimitiendo, pero no. Su posterior movimiento, aceptando la propuesta de Madina de «un militante/un voto» ha terminado por descolocar al poder que hoy forman la federación andaluza y los barones que apoyan a Susana Díaz, que sospechan de un pacto de Rubalcaba con el diputado vasco para facilitar que éste se haga con la Secretaría General, algo difícil si votaran solo delegados en el congreso. Ambos lo niegan.

Y entretanto, se abre un nuevo frente en Castilla y León. «Lo que nos faltaba por ver es lo de Óscar López», asegura uno de los críticos, que considera que en la actual situación de inestabilidad el secretario de Organización no puede ir el viernes por la noche a la Ejecutiva en Castilla y León y postularse para suceder al actual secretario general, Julio Villarrubia. «Suena a desbandada» de quien se queda sin puesto en Ferraz, argumentan.