operación «león marino»
Cae una red de narcotraficantes que se hacían pasar por turistas de lujo
Los cinco miembros de la trama detenidos no establecían contacto verbal para evitar posibles seguimientos policiales
abc
Desde Lituania hasta las costas de Gran Canaria viajaron a mediados de julio un hombre, una mujer y un niño pequeño para recoger un alijo de 45 kilos de cocaína. Como si de una familia adinerada de turistas se tratara, la pareja lituana había alquilado ... un chalet de lujo en la localidad de Maspalomas y un coche deportivo en el que llevaban bañadores, toallas, sombrillas, etc. Todo lo necesario para simular que iban a disfrutar de una tranquila jornada de ocio familiar en alta mar. Sin embargo, este tampoco fue un crimen perfecto.
La otra rama de la organización –formada por dos lituanos y un letón– ya había levantado las sospechas de la Guardia Civil este enero, cuando los agentes acudieron a auxiliar la embarcación en la que viajaban los ahora detenidos que estaba a punto de naufragar y se encontraba a la deriva a pocas millas de las costas canarias. Los tres hombres venían de Cabo Verde para trasladar el velero a un puerto deportivo de la Isla de Gran Canaria, ubicado en una urbanización de lujo, donde pretendían establecer la base de distribución de cocaína .
Tras el rescate, los agentes comprobaron que alguno de los integrantes del barco tenía antecedentes en sus países de origen por delitos similares. Así comenzaba la llamada Operación «León Marino» que ha concluido este lunes con los registros en el velero y en el chalet alquilado en Maspalomas.
En ambas inspecciones se han intervenido documentación falsa, navegadores GPS, cartas naúticas de todo el archipiélago canario y de la costa de Cabo Verde. En el barco, escondidos en un doble fondo bajo el fregadero de la cocina, se hallaron 21 kilos de cocaína. Y en el chalet, escondidos en el Jacuzzi se encontraron otros 18 kilos de droga.
Obsesión por la seguridad
Ninguno de los miembros de la trama mantenía contacto verbal. Era tal la obsesión por la seguridad que los narcotraficantes que se comunicaban únicamente mediante mensajes escritos en las redes sociales y a través de notas que depositaban en los sistemas de iluminación de cuartos de baño de establecimientos públicos. Además, colocaban cámaras de vigilancia en la cubierta del velero y en los vehículos alquilados para sus desplazamientos.
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