Bajar el déficit, más fácil sin Presupuestos

El propio comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, de visita en Madrid, reconocía que el crecimiento español tanto el año pasado como este está siendo superior y más robusto a la media europea. Aunque también es cierto que en las fuertes caídas experimentadas por nuestro PIB en los años de crisis, mucho más pronunciadas que en nuestros socios europeos, nos ha llevado a alejarnos del PIB per cápita europeo. Así por ejemplo, si en 2008 el PIB per cápita español era de 24.130 euros (cuando Zapatero decía aquello de que íbamos a superar a Italia), con el estallido de la burbuja y la crisis de deuda, el PIB cayó y no volvió a recuperarse hasta 2017. La pandemia pegó un nuevo batacazo a este indicador, que pasó de 26.440 euros a 23.630. De nuevo necesitamos casi dos años para recuperar ese PIB per cápita. Desde entonces se avanza, y estos últimos dos años más que nuestros socios europeos, pero todavía no lo suficiente para alcanzar esa media que tanto deseamos.

Pero si las cifras de crecimiento son positivas, y se están revisando al alza, lo que preocupa es la evolución del déficit y la deuda pública. El Banco de España advertía esta misma semana que si no se toman medidas y se hacen ajustes será imposible cumplir las reglas fiscales europeas que exigen situar el déficit por debajo del 3% ya en este ejercicio. De momento, apuntan los expertos, es importante que el cierre de 2023, que conoceremos en unos días, se ajuste al 3,9% que preveía el Ministerio de Economía. Y el hecho de no tener Presupuestos, aunque pudiera parecer lo contrario, puede ayudar a tener más controlado el gasto público. Es cierto que después de la experiencia de los últimos años, donde hemos vivido varias prórrogas presupuestarias, la maquinaria está engrasada para buscar alternativas legales para aprobar inversiones y medidas sociales, pero la verdad es que resultará más difícil, porque habrá que ir paso por paso, y será necesario recabar apoyos. De momento, el punto de partida es el techo de gasto de 2023, que es casi un 9% más bajo del que se preveía aplicar este año.

La preocupación, sin embargo, es mayúscula entre los empresarios y en las comunidades autónomas. Como publicábamos el pasado viernes en ABC, hay 10.000 millones de euros de entregas a cuenta a las autonomías que quedan pendientes al no haber presupuestos. El Ministerio de Hacienda dice que buscará la fórmula para aprobarlo, pero mientras llegan y no llegan las autonomías tienen que adelantar el dinero. En la CEOE temen, además, que la ausencia de presupuestos se traduzca en una merma de la inversión pública. La subida de las pensiones ya se ha aprobado, el alza de los sueldos de los funcionarios se había previsto ya como enmienda a otra norma, y las medidas sociales pueden obtener quórum sin problemas, otra cosa son las inversiones, que en el caso de los ajustes siempre son las paganas. Menos mal que nos quedan los fondos.