Trump atribuye el apagón en España a una gran dependencia de «energía intermitentes»

El corte eléctrico, ocurrido el 28 de abril de 2025 y que afectó a infraestructuras críticas como trenes, hospitales, telecomunicaciones y semáforos, ha sido citado ya por el mismo presidente Donald Trump, por autoridades estatales en California y por legisladores en el Capitolio como ejemplo de los riesgos de depender de fuentes renovables intermitentes.

Desde la Casa Blanca, Trump firmó hace unos días una orden ejecutiva (decreto) que marca un giro profundo en la estrategia energética del país. En ese decreto, el presidente vincula de forma directa los apagones sufridos en España y Portugal con los sistemas energéticos basados en la solar y la eólica, a las que responsabiliza del colapso de red.

«Los recientes apagones en España y Portugal subrayan la importancia del enfoque de mi Administración en la generación eléctrica activable bajo demanda —incluida la nuclear— frente a las fuentes intermitentes», afirma el documento. Según Trump, la energía sujeta a condiciones meteorológicas variables «no puede garantizar la seguridad ni la prosperidad de una nación industrializada».

A partir de ese diagnóstico, la orden ejecutiva establece una reforma integral de la Comisión Reguladora Nuclear (NRC), el organismo encargado de supervisar y licenciar las plantas atómicas en EE.UU. Se contempla desde una reorganización interna y la revisión de personal hasta el cambio de los modelos científicos utilizados para medir los efectos de la radiación.

La Casa Blanca sostiene que las actuales regulaciones son «irracionales» y que el exceso de precaución ha bloqueado el crecimiento de una fuente energética que considera «segura, abundante y asequible». El objetivo es alcanzar 400 gigavatios de capacidad instalada en 2050 —cuatro veces más que hoy—, competir con Rusia y China y generar decenas de miles de empleos.

El apagón español no solo ha sido citado por Trump. En California, el caso ha sido objeto de análisis en la Asamblea Estatal durante una audiencia del Comité de Energía y Servicios Públicos celebrada el 7 de mayo. En esta cámara son mayoría los demócratas. En el documento de referencia de esa sesión se califica el apagón ibérico como un «evento severo de pérdida de red sincronizada» y se advierte de los peligros de sistemas eléctricos excesivamente dependientes de renovables intermitentes.

El informe concluye que la planificación energética de Europa, y en concreto de España, priorizó la descarbonización sin asegurar mecanismos suficientes de respaldo como generación nuclear o de ciclo combinado.

Los legisladores californianos analizaron las consecuencias del corte, que paralizó servicios esenciales y dejó expuestas las debilidades del modelo. El informe advierte que «una transición mal equilibrada puede producir vulnerabilidad sistémica y pérdida de confianza pública».

En particular, se subraya que «las redes eléctricas modernas requieren no solo energía limpia, sino confiable, con respaldo inmediato en caso de caídas de tensión o desajustes de frecuencia». En un estado que avanza hacia un modelo 100% renovable, las conclusiones del caso español fueron leídas como una llamada de atención a favor de la prudencia, la planificación y la inclusión de tecnologías de almacenamiento y generación firme.

En paralelo, el Senado federal también ha tomado nota. En una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores, el senador republicano Steve Daines se refirió expresamente al apagón del 28 de abril en la Península Ibérica. «Esta reciente interrupción del suministro eléctrico en toda España nos recuerda que las fuentes de energía intermitente no pueden sustituir a la potencia base fiable que proporcionan los combustibles fósiles u otras fuentes estables», afirmó. Daines acusó a la Comisión Europea de imponer normas demasiado estrictas sobre emisiones de metano y diligencia ESG, lo que, a su juicio, dificulta el trabajo de grandes exportadores de gas en el continente.

El secretario de Estado, Marco Rubio, que también ejerce como asesor de Seguridad Nacional en funciones, respaldó ese argumento y defendió la necesidad de una nueva estrategia energética exterior estadounidense. Rubio señaló que varios aliados en Europa del Este expresan creciente preocupación por su dependencia energética y por el auge de tecnologías intensivas en consumo, como la inteligencia artificial. Propuso reforzar alianzas con Asia Central y apoyar proyectos como el gasoducto trans-Caspio, que permitiría enviar gas desde Turkmenistán a Europa sin pasar por Rusia, Irán o China. «Creo que la respuesta es sí», respondió cuando se le preguntó si EE.UU. debía liderar esa ruta.

Rubio también subrayó que «podemos, desde luego, recordar a nuestros aliados la vulnerabilidad de su red energética». En su opinión, el apagón español representa una oportunidad para reposicionar a Estados Unidos como proveedor seguro, firme y geopolíticamente estable. La narrativa oficial gira en torno a una energía nacional, accesible y no sujeta a los vaivenes del clima o la inestabilidad internacional. Al convertir un colapso energético europeo en piedra angular de una nueva doctrina energética, la Administración Trump busca marcar diferencias con Europa, reforzar su industria interna y ofrecerse como alternativa estratégica en un contexto global cada vez más tenso.