El sector de la alimentación denuncia la presión inflacionaria de los excesos regulatorios
Productores y distribución recuerdan que solo lo recaudado con el impuesto al plástico se compensa la merma de ingresos por la reducción del IVA
La industria alimentaria envía una carta a Calviño para que amplíe la rebaja del IVA e incluya «otros productos»
Barcelona
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Iniciar sesiónCon un sobrecoste para las empresas estimado en 690 millones de euros al año, el nuevo impuesto sobre los envases de plástico entró en vigor el pasado mes de enero, una nueva tasa que para los sectores de la alimentación y la distribución, ya ... muy castigados por el incremento de costes debido a la inflación, supone una mengua de competitividad alarmante, así como una mayor presión sobre el alza de los precios, alertan.
El mismo día en que el INE daba a conocer los datos de la inflación de mayo, que en el caso concreto de la alimentación, aunque con cierta moderación en su tendencia, está en el 12% y sigue tirando los precios hacia arriba, representantes del sector han expuesto su posición durante la primera parte del encuentro sobre Alimentación y Bebidas organizado por IESE y Deloitte. La posición es más bien unánime, los «excesos regulatorios», como el caso concreto de la nueva tasa del plástico, son en parte responsables del aumento de precios.
«Los datos de Hacienda dicen que el impuesto va bien en cuanto a recaudación, y eso es malo para las empresas», ha bromeado Ignacio García Magarzo, al frente de Asedas, que agrupa a los supermercados de nuestro país y que ha recordado que la presión sobre los ingresos que supone el nuevo impuesto «es igual al margen de ahorro» que para el consumidor ha supuesto la rebaja en el IVA vigente para los alimentos básicos. «Es un impuesto para recaudar y no para cambiar conductas», ha añadido García Magarzo.
«Con una inflación alimentaria que es de costes», añade Josep María Bonmatí, director general de Aecoc, «incorporar ahora un impuesto como el del plástico va contra las empresas». Desde Aecoc se ha insistido en los peligros del exceso regulatorio, apuntando también a la ley sobre el desperdicio alimentario, del mismo modo que ven absurdo poner en primer plano el debate sobre los márgenes de las empresas, cuando está claro que ni productores ni distribuidores «se están forrando». Desde Aecoc se denuncia un furor regulatorio que atribuyen en parte al «sesgo ideológico de una parte del Gobierno».
El control de los precios es un asunto nuclear, y en el sector están convencidos de que pese a la leve moderación en el incremento de la inflación alimentaria (se ha desacelerado un 0,9% en mayo), la reducción del IVA en los productos básicos no solo debe mantenerse más allá de junio -como confirmó ayer la ministra Nadia Calviño y le pidió el sector hace pocos días mediante una carta- sino que debe extenderse a los alimentos frescos como vienen reclamando de manera insistente.
En conversación con ABC, Bonmatí ha recordado, al igual que ha expuesto el portavoz del sector de los supermercados, que sólo con lo recaudado con el impuesto al plástico el Gobierno «ha compensado lo que ha dejado de ingresar con la reducción del IVA,«, con lo que el impacto de la medida sobre el equilibrio presupuestario es más que asumible. En este sentido, ha alertado de que donde más se está notando la inflación es en la venta de carne y pescado, siendo en este último caso el descenso de hasta el 20%. «Si no hace algo el Gobierno va a haber problemas serios en el sector», ha añadido Bonmatí, que alerta también sobre el problema de salud pública que supone la eliminación de estos alimentos de la dieta.
También ha aludido a la inflación en el sector de la alimentación Anna Aguilar, economista jefa de Deloitte en España, que pese a todo ha pintado un panorama con cierto barniz de optimismo, basado en la demostrada capacidad de «resiliencia» que ha demostrado la economía mundial «en tiempos complejos». «Hace un año al empezar la guerra se apuntaron los peores escenarios posibles, y no se han cumplido», ha explicado Aguilar, que ha valorado la moderación de la inflación, y el hecho particular de que la alimentación, pese a seguir contribuyendo a su incremento, lo hace de manera más moderada.
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En este sentido, Aguilar ha destacado el positivo impacto que está teniendo en el mantenimiento del consumo el hecho de que los hogares españoles se han demostrado dispuestos a sacrificar su tasa de ahorro en favor del consumo, algo que se ha producido porque «la sociedad percibe el episodio de la inflación como algo transitorio».
En este contexto, Aguilar ha señalado que la fase en que las empresas han trasladado de manera generalizada el incremento de costes a los precios está en fase de terminar. Cuando se estima que este incremento de costes ya se ha trasladado en un 70% a los precios, y sin que ello ha tenido un impacto significativo en el consumo, «hemos llegado a un punto en que eso ya puede empezar a generar reacción de los clientes» «Ya han hecho un esfuerzo, y cada vez tienen menos colchón», ha explicado Aguilar, que ha añadido que «la decisión sobre el incremento de precios tendrá que ser más ahora más enfocada, en función del cliente, de la competencia…»
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