con permiso

CriteriaCaixa, un rayo de sol en medio de la tempestad

Isidro Fainé ha dado continuidad esta semana a su obra empresarial sin hacer ruido, fijando un horizonte de otros cuatro años y revitalizando el brazo industrial para unos tiempos recios que requieren nuevas ópticas y distintas palancas. Por fin un rayo de sol en un país de tempestades

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Isidro Fainé ABC

La Fundación 'la Caixa' es un gigante global a fuerza de atinar con las inversiones donde pone el ojo. Banca, gas, agua, parkings, desarrollos urbanísticos o telecomunicaciones. Tanto da. No ha llegado a ser la segunda mayor de Europa entre su clase y la quinta ... del mundo por descuidar los detalles ni desatender los entornos. Todo lo contrario. Del centro al extrarradio de los negocios todo puede ser una oportunidad para optimizar los recursos y catalizar los dividendos en forma de obra social.

CriteriaCaixa es una economía circular en sí misma, un ecosistema de 26.000 millones tan único como el hombre que dirige su destino: Isidro Fainé. En un país de vendavales y estruendos, de elefantes por cacharrerías, Fainé ha demostrado esta semana cómo se puede ser el centro de todas las miradas y al mismo tiempo hacer lo que hay que hacer con discreción, sin hacerse notar ni darse importancia. Haciendo mucho y diciendo poco. Bien deberían tomar nota otros advenedizos más dados a la farándula empresarial y a la bojiganga nocturna que a las cuentas de resultados.

Fainé ha continuado el proyecto de CriteriaCaixa por cuatro años más y al mismo tiempo ha dado pistas sobre la sucesión, poniendo miguitas en el camino que ahora otros intentan recoger para interpretar el futuro. De un lado ha situado a Ángel Simón a su derecha para impulsar la ejecución de una idea que requiere nuevos talentos y no menos esfuerzos. Por cierto, no encontrarán a nadie que le hable mal de Simón, un ejecutivo fluido como el agua que conoce a las mil maravillas. Curtido en el pulso con los separatistas nunca perdió la sonrisa, ni siquiera cuando Ada Colau le daba buenas razones para hacerlo, y ahora será el hombre que deberá mantener el tipo en compañías como Naturgy (donde Criteria tiene un 26,7%) y Telefónica (con un 2,4%), cada una con lo suyo a cuestas. Entre los australianos de IFM (con el 15,01% de la gasista española) y los saudíes de STC (con un 4,9% en acciones de la operadora española y derivados por valor de otro 5%) y la SEPI (lo último, recuerden, su intención de hacerse con hasta un 10% precisamente de Telefónica), la campechanía de Simón y uno de los cerebros mejor preparados del panorama industrial patrio.

Fainé y Simón tienen por delante un doble reto: mantener los aciertos en las participadas y sostener la aportación de la Fundación para hacer realidad proyectos que no caben en las costuras de una simple empresa, por corpulenta que sea. CriteriaCaixa está bajo todos los focos independentistas, convertida en el objeto oscuro de deseo de quienes creen que para generar decenas de miles de puestos de trabajo y beneficios basta un BOE o un surtido de tópicos políticos. Créanme que hoy día no hay objetivo mayor para los separatistas que cobrarse la pieza de La Caixa y tatuarse el eslogan de que la han devuelto a Cataluña del ronzal. Cómo explicarles que una compañía está donde deciden sus accionistas a quienes se empeñan en buscarle tres pies al gato y redefinir el código penal con adjetivos, como en el colegio.

Fainé y Simón, a lo suyo. Por colleras le han dado otra lección a los que viven instalados en el balcón del ruido y las fotografías del tanto tienes tanto vales. Es la España discreta, esforzada y eficaz frente a los fatuos, al griterío y la exhibición chulesca. Trabajo tiene por delante, desde luego, Simón para encarrilar algunas de sus participadas y mantenerlas en la senda de la rentabilidad, pegadas al negocio y alejadas del politiqueo. Es, sin duda, el mayor movimiento empresarial, con réplicas políticas de peso, de la legislatura. De ahí se dibujará la nueva arquitectura empresarial de España para las próximas décadas. Y si todo queda bien encarrilado, incluso antes de acabar este nuevo mandato de cuatro años, lo mismo Fainé hasta se piensa el retirarse un poquito antes. Pero primero, lo prioritario: que Criteria esté segura y blindada políticamente. En esas están.

Ángel Simón –presidente de Agbar (cargo que mantendrá) y vicepresidente sénior para Iberia y Latinoamérica de Veolia (responsabilidades que abandonará) es, decía, un directivo con mucha reputación empresarial, buen gestor, de la total confianza de Fainé y muy buen interlocutor con sus homónimos en las participadas de la Caixa (Caixabank, Naturgy, Inbursa, Telefónica, Bank of East Asia, Cellnex...) además de, si quisiera, poder presumir de mantener buena relación con el PSC. Para muchos, será el revulsivo perfecto para despertar Criteria, algo «dormida en los laureles» con su antecesor, Marcelino Armenter.

El caso es que mientras muchos miraban al dedo, en CriteriaCaixa estaban pendientes de la Luna. Cuatro años por delante parece poco para una obra a largo plazo como la de la Fundación, pero es tiempo justo para revitaminar planes estratégicos, espolear voluntades disipadas y recordar a algunos eso que tanto lleva a gala Fainé: «El ruido no hace bien y el bien no hace ruido». Más claro, el agua, y ahí está ahora, junto a él, el mayor experto. Por fin un rayo de sol en un país de tempestades.

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