La marca blanca copa ya más de la mitad de la cesta de la compra de alimentos en el supermercado
Los españoles intentan ahorrar para enfrentar la inflación y buscan productos más baratos; así como ofertas y promociones
La necesidad de ahorrar ante la subida de precios lleva a los consumidores a buscar alternativas más baratas. La marca de distribución sigue atrayendo a los clientes y los productos de gama propia llenan ya más de la mitad de la cesta de la ... compra tras alcanzar un 56,23% en la categoría de alimentación, sector en el que el crecimiento está siendo más llamativo que en el resto. Según datos de la consultora IRI del pasado julio, la cuota de mercado total de la marca blanca ascendió a un 47,36% frente al 52,64% que siguieron acaparando las marcas de fabricante.
«Los consumidores están reevaluando sus compras: los productos y marcas que consumen, las posibles alternativas y analizan dónde encontrar el mejor beneficio y valor», explica Sandra Latorre, portavoz de IRI. «Este hecho se intensifica más en los productos de alimentación, ya que en el departamento de bebidas los consumidores siguen decantándose por marcas de fabricantes y se resisten al cambio», puntualiza Latorre.
Pese a que los productos de marca blanca siguen siendo más baratos que los de fabricante, los precios subieron en julio más en el caso de los primeros, con un 7% de incremento; frente a los segundos, que se encarecieron algo menos, un 5,1%. «A pesar de que las marcas de distribuidor han aumentado ligeramente su precio por encima de las de fabricante, su diferencia continúa siendo significativa», especifica Latorre. A esto se une que los productos propios de las cadenas de distribución han ido ganando prestigio con una mejora en la percepción respecto a su innovación, calidad, confianza, cumplimiento de promesas y sostenibilidad.
Control de costes
De hecho, Ignacio Biedma, especialista de la consultora Nielsen resume los nuevos patrones de consumo en tres: optar por una marca de distribución de calidad, controlar el coste de la cesta de manera completa con un mayor análisis de precios y buscar de forma activa promociones, así como comprar otras marcas que están en oferta. «La cesta de la compra está aumentando en términos de valor por la evolución al alza de los precios, pero se reducen los kilos y litros que metemos en ella. Esto no se debe solo a la inflación, también se está devolviendo parte del repunte del consumo en los supermercados al canal de bares y restaurantes tras meses de restricciones », especifica Biedma.
Los nubarrones no tienen visos de desaparecer a corto plazo por los efectos de segunda ronda de la inflación y por la merma de poder adquisitivo de las familias. Por ello, las marcas blancas podrían seguir ganando cuota de mercado. Enrique Porta, socio de Consumo de KPMG sintetiza así el atractivo de estos productos en tiempos de vacas flacas: «Las marcas blancas cada vez tienen mejor aceptación, una oferta más completa y variada y, aunque también se han encarecido, siguen siendo una alternativa más económica para un consumidor que prioriza el precio y no está dispuesto a pagar más por lo mismo».
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En consecuencia, los productos de fabricante tendrán que reinventarse para seguir entrando en las cestas. «En este contexto, las marcas de fabricante tendrán que asegurar su capacidad de conectar directamente con el consumidor, de alinearse con sus necesidades cambiantes y de transmitirle una propuesta de valor única y diferencial (a través de innovación, atributos intangibles, potenciación de la salud y la sostenibilidad, etc.) para seguir siendo relevantes», advierte Porta.
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