DeepSeek o los efectos no esperados de las sanciones
La historia está llena de ejemplos de cómo las restricciones han hecho que determinados países o sociedades no sólo se adapten eficazmente a la escasez de un recurso, sino que conviertan sus innovaciones en un bumerán que se termina volviendo en contra de los mismos que quisieron establecer los nuevos límites
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Lo ocurrido con la inteligencia artificial (IA) china DeepSeek es un ejemplo de las consecuencias no previstas de una restricción. El expresidente Joe Biden dedicó muchas energías a bloquear el acceso de China a los microprocesadores más avanzados con el fin de preservar ... el liderazgo de Estados Unidos en la IA y en la computación cuántica, y el resultado ha sido descubrir que la capacidad de adaptación china es más elevada de lo que se preveía. Ya había un indicio de que esto estaba sucediendo cuando escribimos aquí en septiembre de 2023 sobre el smartphone Huawei Mate 60 Pro, con su chip Kirin 9000S, que lograba prestaciones equivalentes a un circuito de 7 nanómetros cuando se suponía que las medidas de bloqueo político debían impedir el acceso a tecnología de menos de 10 nanómetros.
La historia está llena de ejemplos de sociedades que han sorteado con éxito las restricciones que se les han impuesto. No sólo han cambiado la historia, sino que han conseguido que sus innovaciones penalizaran al que les quería castigar. El caso que mejor conozco es el del salitre. Chile era el productor cuasimonopólico de salitre a comienzos del siglo XX. Todavía veréis carteles del Salitre de Chile en algunos pueblos de España. El bloqueo establecido durante la Primera Guerra Mundial impidió a Alemania acceder al salitre que era esencial no sólo como fertilizante, sino para la fabricación de explosivos. Pero los aliados –¡y menos Chile!– no contaban con que, a comienzos del siglo XX, Fritz Haber y Carl Bosch desarrollaron un método para fijar el nitrógeno atmosférico y sintetizar amoníaco, revolucionando la industria química. La llegada de la guerra en 1914 no hizo más que acelerar la industrialización del proceso en Alemania, que dispuso de todo el nitrato que necesitaba.
Las guerras (comerciales o no) han sido catalizadores importantes de estos procesos. La amenaza de Japón sobre las rutas de suministro de caucho natural en el Océano Pacífico antes y durante la Segunda Guerra Mundial impulsó en EE.UU. el desarrollo del caucho sintético (neopreno y butadieno), garantizando el suministro para sus vehículos militares. Al revés, cuando Japón se vio privado de su imperio desarrolló combustibles sintéticos a partir del carbón. Durante las guerras napoleónicas, el bloqueo continental que prohibía a los europeos comerciar con el Reino Unido hizo que los británicos desarrollaran su propia industria química y comenzaron a producir productos que antes importaban, como el azúcar. A partir de la década de 1970, el embargo petrolero contra Occidente de los países árabes elevó los precios del petróleo y se convirtió en una acicate para que los fabricantes de coches los hicieran más aerodinámicos y desarrollaran motores más eficientes.
Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y sus aliados impusieron restricciones comerciales a la tecnología que se podía enviar detrás del Telón de Acero. El resultado fue que la URSS desarrolló sus propias naves espaciales que culminaron en hitos como el Sputnik (1957) y el vuelo espacial de Valentina Tereshkova. De manera similar, los soviéticos crearon sus propias versiones de computadoras occidentales (por ejemplo, BESM y Elbrus), aunque a menudo con capacidades inferiores. Pero estas capacidades inferiores también hicieron que los matemáticos teóricos rusos fueran los mejores del mundo. Varios economistas, entre ellos Jesús Fernández-Villaverde, me cuentan que en la época que estudiaron en Icade había una profesora rusa que era capaz de calcular la integral de una función dibujándola en papel milimetrado, cortando el área de la integral y pesando el papel para calcular su proporción sobre el peso de la hoja completa. Los soviéticos, además, tenían los mejores programadores de gestión de memoria informática del mundo porque esta era cara y escasa.
El auge de la electrónica en Japón tras la Segunda Guerra Mundial se debió a las restricciones comerciales y sanciones económicas que había soportado el país. Empresas como Sony y Toshiba fueron pioneras en avances en radios de transistores, televisores compactos y microelectrónica. El Walkman de Sony revolucionó el audio personal. Israel sufrió embargos de armas de varios países tras su creación en 1948. La respuesta fue crear su propia industria de tecnología militar, incluidas innovaciones como la metralleta Uzi, el sistema de defensa de misiles Iron Dome y avances en tecnología de drones. En la década de 1960 y 1970, las naciones occidentales limitaron el acceso de la India a las tecnologías agrícolas y espaciales. El resultado es que el país ha impulsado una revolución verde que elevó la productividad agrícola mediante la investigación autóctona en variedades de cultivos de alto rendimiento y creó su propia agencia espacial que le ha permitido éxitos a bajo costo con misiones como Chandrayaan (exploración lunar) y Mangalyaan (misión a Marte). La dependencia del petróleo extranjero ha empujado a China a desarrollar capacidades propias. El país se convirtió en el líder mundial en la fabricación de paneles solares, turbinas eólicas y baterías.
José Antonio Herce me refiere una anécdota que tiene que ver con el famoso rótulo de 'Made in Gerrmany'. Originalmente fue una imposición del Reino Unido para diferenciar sus manufacturas de las germanas, que al nacer la industria alemana eran de bajísima calidad. Con el tiempo, los alemanes mejoraron y su rótulo se convirtió en una garantía de fiabilidad y buen hacer.