Innovación abierta
La gran empresa se deshace de sus corsés en simbiosis con las startups
Los gigantes del Ibex intensifican su relación con las startups seducidos por la agilidad de las firmas emergentes para responder a los cambios del mercado
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Iniciar sesiónEl mundo de los negocios ha experimentado un cambio radical en la relación entre grandes corporaciones y startups. Los gigantes empresariales, antaño poco receptivos a colaborar con firmas emergentes de base innovadora, se han dado cuenta de que, en una economía que se mueve a ... ritmo vertiginoso, trabajar mano a mano con emprendedores que tienen proyectos rompedores, con estructuras pequeñas pero ágiles, es un oportunidad de oro para modernizarse y estar a la altura de los tiempos. Para las tecnológicas que acaban de salir del cascarón, recibir el apoyo de una compañía consolidada supone la ocasión perfecta para escalar sus ideas, acceder a nuevas líneas de crédito y ganar clientes. Es lo que Henry Chesbrough, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, denominó en 2003 'open innovation' (en español, innovación abierta), un nuevo paradigma basado en la cooperación con organizaciones o con profesionales externos.
En España, una de las pioneras en estas lides fue Telefónica, que en 2011 puso en marcha Wayra, un 'hub' de innovación abierta para apoyar a las startups más disruptivas. «Vimos que había propuestas muy potentes que estaban surgiendo fuera de la compañía. Los competidores naturales ya no eran las telecos, sino que las fronteras entre sectores se estaban difuminando y competíamos con empresas que habían surgido en un garaje», recuerda Paloma Castellano, directora de Wayra Madrid. En sus primeros años de actividad, invertía en startups en fases iniciales, puesto que el emprendimiento innovador aún era incipiente, pero en la actualidad, con un mercado consolidado, lo hace en startups maduras. «Aportamos más valor a equipos que ya tienen el producto lanzado porque les podemos apoyar en la etapa de escala», justifica.
A la hora de seleccionar los proyectos, parten de una premisa básica: «Invertimos en aspirinas, no en vitaminas. Las primeras te quitan un dolor real, mientras que las segundas solo te mejoran«. Castellano resalta que la colaboración con los genios de fuera es muy valiosa. «La startup tiene nuevas formas de trabajo, una capacidad de asunción de riesgos que a las corporaciones les cuesta más y adaptación rápida al mercado», resume. Las empresas de mayor tamaño las compara con trasatlánticos, que siguen un camino fijo y les cuesta virar el rumbo. En este sentido, se muestra orgullosa del esfuerzo de adaptación de Telefónica, con medidas como pagar a 30 días a estas firmas mientras su facturación esté por debajo de un determinado umbral.
Entre las startups con las que la compañía ha fijado acuerdos se encuentra la sevillana Éxxita Be Circular, en la que invirtió en 2015 y de la que sigue formando parte del accionariado. «Un equipo de Wayra nos acompaña desde entonces, nos realiza seguimientos semanales, nos ayuda a encajar dentro de la compañía… Somos un caso de manual de cómo hacer negocios con una gran corporación», apunta Alejandro Costa, fundador y CEO. Especializada en reparación de dispositivos tecnológicos, la firma cuenta con una plataforma de inteligencia artificial propia, Aitana, que establece modelos predictivos sobre reparabilidad y recuperabilidad para ser más ágiles y eficientes en el proceso.
La combinación de esa plataforma con TrustOS, servicio de blockchain de Telefónica Tech, ha posibilitado la creación del Pasaporte Verde Europeo para equipos electrónicos, que incluye información sobre los mismos, sus características técnicas y el estado de sus componentes. «Es un proyecto masivo y escalable. La vocación es que pueda integrarse en los dispositivos tecnológicos de todos los clientes de Telefónica en el mundo», comenta Costa. La startup, con oficinas en Sevilla, Madrid y Barcelona, opera en 60 países, emplea a unas 150 personas, y el año pasado facturó 22 millones de euros.
La apuesta por este tipo de fórmulas es un 'win-win' para ambas partes. José Luis Sancho, responsable de Innovación en Accenture en España, Portugal e Israel, explica que estamos ante una simbiosis de dos elementos muy distintos que se ayudan el uno al otro. Del lado de las startups, una ventaja de la colaboración es el acceso a capital, aunque no la más importante. «Lo que les suele costar mucho es escalar y en eso las grandes empresas sí que son una ayuda», señala. Asimismo, les facilitan la consecución de un canal de ventas.
El beneficio es recíproco. «El año pasado, Accenture hizo más de 700 proyectos conjuntamente con startups que nos aportaron un retorno y nos ayudaron a embeber una manera distinta de hacer las cosas. Estos emprendedores son más ágiles y flexibles, nos quitan los corsés que tenemos a veces las grandes corporaciones. También aportan un talento diferencial«, destaca el experto, que añade como positivo que las firmas emergentes absorben el riesgo. «Cuatro de cada cinco startups fallan y las grandes corporaciones no nos podemos permitir que tantos proyectos nos salgan mal porque iríamos a la ruina», dice.
Vías de colaboración
Las maneras de llevar a la práctica la innovación abierta son diversas. Una opción es que la gran empresa invierta capital en las startups. «Lo normal es tomar participaciones minoritarias para que sigan estando en manos de sus fundadores«, comenta Sancho. Otra vía son los acuerdos para construir iniciativas conjuntas, sin olvidar la creación de aceleradoras.
Prácticamente todos los integrantes del Ibex disponen de iniciativas específicas orientadas al apoyo al emprendimiento innovador. Banco Sabadell, por ejemplo, creó en 2013 BStartup, que consta de dos instrumentos de inversión: BStartup10, para fases iniciales, y Sabadell Venture Capital, para series A o B. «En aquel momento se pensó que de estas empresas innovadoras saldrían las grandes compañías del futuro que, además, ayudarían a digitalizar el país y hacer más eficiente nuestro modelo productivo», recuerda Yolanda Pérez, directora de BStartup. La propuesta de valor de la entidad, según sus palabras, es holística. «No solo tenemos un servicio bancario especializado, sino también inversión en 'equity' y una puerta de entrada a la 'open innovation' del banco», detalla.
Hace años que estas iniciativas han dejado de ser postureo y se hacen por plena convicción. «Hay muchas propuestas de valor muy innovadoras que pueden ser adoptadas por las corporaciones sin necesidad de desarrollarlas internamente. Esto hoy lo tiene claro cualquier corporación», dice.
La elección de las startups responde a varios criterios. «Lo fundamental es que los fundadores estén comprometidos y tengan perfiles complementarios, así como que haya unas perspectivas grandes de crecimiento«, indica. Además, el 30% de sus inversiones corresponden a empresas de impacto social.
La lista de startups que se han beneficiado del apoyo de una gran corporación es cada vez más amplia. Otro ejemplo es Neutroon, fundada en Barcelona en agosto de 2020. «El director general de sistemas de información e innovación de Ferrovial habló de 5G en el South Summit celebrado en octubre de ese año y pensé que les podía interesar lo que hacíamos. Fue gratificante que quisieran colaborar con una startup que acababa de nacer», sostiene Christopher Gehlen, CEO de Neutroon, un NaaS ('Networks as a Service') para gestionar redes privadas 5G y plataformas de 'ed computing'. «El comienzo de la colaboración fue en el marco de un proyecto», aclara. En concreto, el despliegue de una de las primeras redes inalámbricas privadas 5G SA en la obra del túnel de Silvertown, en Reino Unido.
«Fue gratificante que Ferrovial quisiera colaborar con una startup que acababa de nacer»
Christopher Gehlen
CEO de Neutroon
Gehlen cree que la experiencia con el grupo de infraestructuras les ha servido para aprender sobre los problemas reales de los clientes y alumbrar nuevas ideas, como sacar provecho a sus soluciones en el vertical de la conducción.
La startup Nax Solution es otro botón de muestra de innovación abierta al haber ganado la segunda edición de DayOne Open Innovation Program, impulsado por DayOne, la división especializada en empresas tecnológicas y sus inversores de Caixabank, en funcionamiento desde 2017. «Colaborar con una gran corporación como Caixabank siempre te hace mejorar. Gracias a su experiencia en el mercado aportan a las startups mucho 'know how'«, aseguran desde la firma, que inició su andadura en 2017 ante la necesidad del sector agrícola de tomar decisiones en base a datos. »El gran valor de Nax es utilizar la inteligencia artificial para aconsejar a los productores el nivel de riesgo óptimo por área, detectar problemas en campo con antelación, etc.«, subrayan.
Acercarse a este ecosistema también es ventajoso para el banco. «La colaboración con startups y emprendedores nos permite testear nuevas soluciones y tecnologías rápidamente, mejorar nuestra agilidad y eficiencia y acelerar el tiempo desde que surge una idea hasta que se comercializa el nuevo producto o servicio«, dicen. A su vez, para las startups, colaborar con el grupo les permite »validar sus soluciones, mejorarlas y escalar rápido«.
Tareas pendientes
La innovación abierta fluye, aunque los expertos advierten de que se podría mejorar. «La teoría está muy asimilada, pero la práctica no está tan consolidada», asegura Enrique Dans, profesor de innovación de IE University. ¿Qué falla? «Las grandes compañías continúan con una mentalidad posesiva y celosa de sí misma que genera una tendencia a lo que se llama el isomorfismo, es decir, hacer lo mismo de la misma manera», considera el experto. Asimismo, piensa que las grandes empresas muchas veces ven la innovación abierta desde una posición de superioridad o no terminan de comprender las motivaciones de las startups. «Por ejemplo, intentan descapitalizarla fichando a algunos de sus trabajadores o tratan de cerrar acuerdos que muchas veces no son del todo justos», justifica.
Plantear una relación de superioridad desde la gran empresa frustra estas sinergias
Por su parte, José Luis Sancho, de Accenture, cree que «las compañías del Ibex han tenido más sensibilidad, pero en los siguientes escalones cuesta; el emprendimiento en la universidad no está tan desarrollado; y, aunque para las fases pre-seed, seed, series A y B tenemos buena representación, para el escalado nos falta«. En lo que respecta a la administración, recuerda que no se puede escalar con subvenciones, pero sí con proyectos tractores: »La administración puede promoverlos y que las startups tengan un papel central«. Aspectos por pulir para que el 'match' entre startup y corporación sea un valor seguro.
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