El Gobierno recupera la ley de desperdicio con multas de hasta 500.000 euros para las empresas

En el primer Consejo de Ministros del año, el Gobierno «ha considerado prioritario retomar esta iniciativa legislativa», explica Agricultura, aprobando este proyecto de ley para su posterior tramitación parlamentaria. El trámite comenzará así otra vez desde el principio, por lo que su aprobación se podrá demorar de nuevo varios meses; en su intento anterior, tardó casi un año en llegar a la fase final.

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Nerea San Esteban

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Según confirman fuentes del equipo de Planas, el texto de la ley se mantendrá tal cual estaba previsto. En este sentido, la norma contempla sanciones de hasta 500.000 euros si las empresas no cuentan con un «plan de aplicación para la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario», cuya ausencia se considerará una falta grave o muy grave.

No será este el único cambio relevante para las compañías. De hecho, las empresas de hostelería (bares, restaurantes o caterings) tendrán la obligación de facilitar al consumidor que pueda llevarse los alimentos que no haya consumido sin coste adicional alguno en envases reutilizables o fácilmente reciclables, si bien deberán cobrar por los envases de plásticos de un solo uso como establece la Ley de residuos 7/2022.

«Hay una idea muy sencilla que resume el contenido de esta ley: 'aquí no se tira nada'», ha explicado Planas en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, explicando que el 40% de las pérdidas se dan en la fase de transformación, otro 40% en los hogares, un 15% en hostelería y solo un 5% distribución.

El objetivo de la norma es prevenir la generación de pérdidas y desperdicio alimentario, «incorporando criterios de producción, compra y gestión racionales y basados en las necesidades concretas que impidan la generación de excedentes», se lee en el texto. Se apunta en primer lugar a la donación de alimentos; en su defecto, a la transformación de aquellos los productos que no se han vendido pero que siguen siendo aptos para el consumo; en tercer lugar, los alimentos se dedicarán a la alimentación animal y a la fabricación de piensos; y, si tampoco, sirven, se emplearán como subproductos en otra industria. «En última instancia, ya como residuos, al reciclado y, en particular, a la obtención de compost», recoge el texto.

Según los datos que maneja Agricultura, durante el año 2022 los hogares españoles registraron un desperdicio total de 1.170,45 millones de kilos o litros, con una disminución del 6,1% en comparación con el año anterior y un notable descenso del 13,5 % respecto al periodo prepandemia, en 2019.