Los funcionarios alertan a Yolanda Díaz: el «colapso» del SEPE es inminente

Las quejas llegaron después de conocer que unos meses después, en noviembre, se añadiría más carga de trabajo con la gestión de nuevos subsidios por la reforma del nivel asistencial, además de la gestión del tránsito al IMV una vez agotada la ayuda. Todo ello con la menor plantilla de la historia, con 7.389 trabajadores, casi medio millón interinos o eventuales en la actualidad, el 60% con más de 50 años.

Ha pasado un año y la situación, lejos de mejorar, ha empeorado y los funcionarios han decidido recurrir al director general del SEPE, Gerardo Gutiérrez. En una misiva enviada el pasado 13 de mayo a la que ha tenido acceso ABC, el coordinador nacional de CSIF en el SEPE, Manuel Galdeano, trasladó al responsable del servicio de empleo la «situación de hartazgo y mayúsculo malestar» en el que se encuentran la plantilla del organismo, especialmente la que gestiona las prestaciones por desempleo. En este punto, Galdeano expone en la misiva las quejas de los funcionarios sobre el funcionamiento de 'Alma' la aplicación informática millonaria que se puso en marcha en el SEPE cuando tuvo que asumir la gestión de los nuevos subsidios.

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«Tras casi siete meses de la puesta en producción, el auténtico desastre que supone para los gestores de prestaciones el funcionamiento de 'Alma' es tan evidente que no hay manera de camuflar el mismo, y absolutamente todas las personas relacionadas con la implementación de la aplicación se ven literalmente desbordadas ante la infinidad de incidencias y quejas que, a diario, les son comunicadas por aquellos e imposibles de resolver en un tiempo prudencial», explica el responsable de CSIF, el sindicato mayoritario en la Administración.

El líder sindical recuerda la «lentitud y extrema dificultad con la que se aborda cada expediente, con una dependencia máxima de un funcionamiento a todas luces nefasto, que hace inviable disponer de la agilidad que requiere la gestión de un volumen mensual de prestaciones considerable».

En la carta, se queja también de «una falta de autocrítica importante ante lo que está suponiendo una gestión diaria tremendamente farragosa con el cambio del nuevo sistema». Y añade: «El desarrollo de esa aplicación sigue adoleciendo de fugas que, sin duda, parecen afectar al resto de aplicaciones que se mantienen al objeto de la gestión». Por todo ello, reclama que se suspenda «de manera transitoria su producción en tanto no esté prevista y aplicada el conjunto de la casuística que genera la compleja gestión de la protección por desempleo, y se retome temporalmente el conjunto de aplicaciones que, de una manera bastante más eficaz, permita una gestión infinitamente más ágil que la actual».

En un documento interno del sindicato al que ha tenido acceso ABC, los funcionarios denuncian que «la cruda realidad» es que «ni siquiera somos capaces de afrontar una gestión de la cita previa diaria presencial, pudiendo comprobarse este extremo intentando solicitar asesoramiento personalizado a través de nuestra página web».

Explican que el cupo diario de citas que ofrece el SEPE en todas sus unidades de atención al público es muy inferior a la que se demanda por los perceptores de las prestaciones por paro, «que por imposición debemos obligatoriamente que incrementar (casi de manera imposible) con un mayor número de peticiones de potenciales receptores del ingreso mínimo vital (IMV), competencia que no es del SEPE», dicen. Desde diciembre de 2024 aquellos que agoten el subsidio por paro pasan directamente a cobrar el IMV. Por ello, los funcionarios han reclamado al director general del SEPE que transfiera 2.500 interinos que se incorporen al INSS con el único objeto de tramitar esa ayuda.

El inminente refuerzo de plantilla es una de las peticiones sindicales para evitar el colapso, como también hacer de los puestos del SEPE una oferta atractiva, teniendo en cuenta que es una administración en la que pocos quieren trabajar. En el último concurso de puestos resuelto en febrero en que se ofertaron 1.374 plazas, 600 quedaron desiertos, casi el 44%.

Además, reclaman la implantación de la jornada de tarde, de manera universal y voluntaria para poder gestionar más carga de trabajo diario, como ocurre en las entidades gestoras de la Seguridad Social. Y también la prometida transformación del SEPE en «la mal denominada Agencia Española de Empleo», teniendo en cuenta que el organismo se dedica prácticamente en exclusiva a pagar prestaciones.