Por qué Fainé exhibe poderío en Telefónica
Hay que conocer el perfil del banquero y filántropo más exitoso de España para entender por qué ha decidido apostar por la operadora española
Fainé compite con el Gobierno para ser el primer accionista de Telefónica
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Iniciar sesiónEl grupo La Caixa afloró una participación del 7,5% en el capital de Telefónica el 9 de abril pasado. El anuncio, que se ha concretado en medio del retorno del Estado al capital de la operadora (ya controla el 3%), forzado por ... la inesperada llegada en septiembre pasado de STC, la teleco saudí que anunció que deseaba comprar hasta un 9,9% de la compañía, sólo puede interpretarse a la luz de la personalidad y los objetivos de Isidro Fainé Casas, el hombre que dirige con mano firme La Caixa desde hace un cuarto de siglo.
Dicen que la geografía define a los hombres. Fainé nació en 1942 en Manresa, en el muy modesto barrio de Les Escodines. Hijo de una pareja de agricultores analfabetos, él mismo le enseñaría a leer a sus padres. Muy cerca de su hogar, en el que no había agua corriente ni luz, estaba la Cueva de San Ignacio, el lugar donde el santo meditó durante diez meses antes de fundar la Compañía de Jesús. Estos dos hechos –la agricultura y la religión– alimentan el carácter de un niño que se llama Isidro, como el santo labrador.
Para el mundo de un agricultor, el territorio, la meteorología, el tiempo y los riesgos son fundamentales. El territorio es importante porque en él se cultiva, la meteorología porque condiciona la prosperidad, el tiempo porque enseña a manejar los ciclos y concede el don de la oportunidad, y la toma de riesgos porque la intemperie es siempre un imponderable. En este escenario faltan cosas: las personas, por ejemplo. Los pequeños labradores se valen de animales y muy raramente de otras personas que no sean los propios hijos. Así que es la religión la que traerá a Dios y a los hombres a la cosmovisión de Fainé.
No hay una biografía sobre Fainé a la venta en España. Hay pocas entrevistas y algunos artículos. La semblanza más completa apareció en 'Filantropía y Progreso', un volumen de Forbes Book sobre grandes benefactores donde aparece al lado de Bill Gates o de Warren Buffett. En él se habla de su infancia en Les Escodines, donde la situación llegó a ser miserable tras la guerra: «Cuando se dirigía al colegio, de niño, iba tomando conciencia de la pobreza de muchas familias de su entorno. De algún modo, en ese camino hacia la escuela empezó a germinar su sensibilidad social».
Sus padres se trasladaron a Barcelona y a los 13 años, Fainé se empleó en un taller de bicicletas y motos. Llegó a cobrar 52 pesetas a la semana. A los 19 años entró a trabajar en una empresa de bobinas eléctricas mientras terminaba el bachillerato nocturno. Pensó en estudiar Física en la universidad, así que se buscó un empleo diurno y lo encontró en un banco como auxiliar administrativo. Terminó estudiando Económicas. A los 22 años ya lo encontramos como director de inversiones del Banco Atlántico. En 1969 se irá a Paraguay a dirigir el Banco de Asunción. Volvió a Barcelona y tuvo cargos en la Banca Riva y García, en la Banca Jover y en Bankunión.
En 1981 aparece un hombre importante en su vida, Josep Vilarasau, quien lo fichó como subdirector general de La Caixa. En 1999, éste decidió preparar su sucesión y tomó una decisión imprevista, pero que no estaba prohibida: se convirtió en presidente y nombró en su lugar a dos directores generales: Isidro Fainé y Antonio Brufau. En el fondo, los puso a competir por su legado.
En ese tiempo hubo un desencuentro importante entre Fainé y Vilarasau que éste cuenta en sus memorias 'El extraño camino a la Caixa', publicadas en 2012. «Mis relaciones con Fainé habían sido, en general, buenas. Su concepción de la naturaleza y desarrollo del negocio financiero de la Caixa coincidía con la mía, aunque creo que nuestros caracteres ante las personas eran muy distintos. A mí me parecía que él exigía a su equipo una fidelidad que juzgaba exagerada, pero dado que coincidíamos en lo esencial nuestra colaboración era muy positiva».
De la caja al banco
Pero hacia el año 2000, Vilarasau empezó a estudiar en secreto la conversión de la caja en un banco hasta que llevó su plan al comité de dirección. «La idea fue bien recibida por casi todos, pero la reacción de Fainé fue total y por completo negativa», escribe. «No entendí la reacción tan negativa de Fainé. Quizás a causa de la espontánea aceptación de Rosa Cullell y Brufau pudo creer, erróneamente, que él era el único a quien no había consultado». A partir de entonces comenzaron una serie de tensiones entre Fainé y Brufau, alimentadas por actos del propio Vilarasau que quiso reasignar el poder de voto que le había dado a Fainé compartiéndolo con Brufau. En sus memorias admite que cometió un grave error. «No consideré la realidad evidente de que el mero hecho de intentarlo constituía una profunda ofensa a Fainé». En aquel lance, los planes de Vilarasau chocaron también con un 'conseller' de Jordi Pujol que se llamaba Artur Mas.
EL DÍA QUE 'GOIRI' Y SU EQUIPO PENSARON EN RENUNCIAR
John MüllerExtractos de 'Bankia desde dentro' que recogen tres episodios de su existencia: la crisis de las indemnizaciones por la salida a bolsa, la querella de UPyD y las tarjetas 'black' que condenaron a Rato y otros
La Caixa no se transformaría en banco hasta que llegó la crisis de 2012 que se llevó por delante el modelo español de cajas de ahorro. De esa crisis sólo se salvaron unas pocas entidades y La Caixa fue la mayor de ellas. Pero en este episodio queda de manifiesto una de las ideas de Fainé: su convicción de que los instrumentos del capitalismo deben usarse para mejorar la sociedad. En esto se aleja del liberalismo y se acerca a pensadores como Jeremías Bentham, padre de las cajas de ahorro inglesas y un importante reformador social. «Sin el banco no hay filantropía. Sin ganancias no hay nada», ha dicho. Otra de sus ideas-fuerza es que le gustan los grupos industriales porque esto permite participar en proyectos de crecimiento, que crean empleo, que actúan a largo plazo, se vinculan con los territorios y están orientados al consumidor produciendo retornos para nutrir la obra social. Sin embargo, las nuevas regulaciones surgidas de la última crisis financiera penalizaron a los bancos que tenían participaciones industriales.
La figura de Fainé no sólo prevaleció en medio de renombrados gestores del grupo como Vilarasau, Ricardo Fornesa, Brufau, los Salvadores (Gabarró y Alemany), o de sus escuderos, como Jaume Giró, de quien prescindió cuando descubrió que tenía agenda propia con los separatistas, sino también sobre los demás 'cajeros' españoles, a los que lideró desde la Confederación Española de Cajas de Ahorro.
Cuando las cajas dejaron de estar poseídas por su obra social, Fainé fue capaz de darle la vuelta al modelo y adaptarse a las restricciones. Tenía una entidad financiera que poseía un grupo industrial (del que tenía que desprenderse) que alimentaban a una fundación y la convirtió en una fundación (Fundación La Caixa) que es dueña de un holding (Criteria Caixa) que incluye un banco (Caixabank). ¡Y qué banco! Precisamente la entidad más grande de España después de haberse fusionado con Bankia, una operación que le tomó una década pues lo intentó en 2011 con Rodrigo Rato, en 2015 con José Ignacio Goirigolzarri y finalmente fructificó en marzo de 2021.
Su predilección por los grupos industriales y la inversión a largo plazo le lleva a recelar de los tiburones y de los fondos de inversión. No es un proteccionista, pero cree que lo ocurrido con Endesa, que por defenderse de Gas Natural acabó en manos italianas, es una muestra de cómo un país puede perder tontamente las joyas de su corona.
Lleva 30 años como consejero de Telefónica y seguirá siéndolo, sólo que ahora en vez de en nombre del banco lo hará por el holding
Lleva 30 años como consejero de Telefónica y seguirá siéndolo, sólo que ahora en vez de en nombre del banco lo hará por el holding. Fuentes de Criteria aseguran que su inversión en Telefónica se asienta en dos objetivos: blindar el proyecto industrial de la empresa y dotar de la mayor estabilidad posible al accionariado. Aclaran que las participaciones del holding y el banco no están conectadas. Se trata de un reordenamiento fruto de las nuevas reglas: el banco debe reducir su participación, mientras que el grupo industrial no ha variado su estrategia compradora en Telefónica sin un objetivo definido.
Fainé echa de menos otros aliados en el propósito de defender los proyectos industriales de empresas españolas como Telefónica. «La inversión no es política», dicen fuentes de La Caixa. Pero a nadie se le oculta que hay una coincidencia de intereses: la Fundación La Caixa tiene en común con el Estado que sus objetivos son a largo plazo, criterio que no comparten con los fondos de inversión cuya intención es maximizar la plusvalías a toda costa con horizontes de medio plazo. De hecho, Fainé ya ha plantado cara a los fondos en otra de sus inversiones, la energética Naturgy.
Al Estado no le ha ido mal confiando en La Caixa. En el caso de Bankia que se transformó en un 18% de Caixabank, el Estado ha visto como una participación que valía 1.500 millones, ahora supera los 5.000 millones, sin contar los dividendos. El único límite que no permite que se sobrepase es el de la independencia profesional. La presencia del Estado debe ser financiera y no inmiscuirse en la gestión para colocar a 'favoritos'.
«El bien no hace ruido»
Una de las cuestiones que se le reprocha a Fainé es que el 10 de julio va a cumplir 82 años y no ha resuelto su sucesión. Quizá sea una lección del episodio Vilarasau. «El bien no hace ruido y el ruido no hace bien», suele decir. Ha renovado por cuatro años en Criteria y ha distinguido a Ángel Simón con su máxima confianza al nombrarlo consejero delegado. Afirman que este movimiento no hay que verlo en clave sucesoria. Fainé también siente predilección por Goirigolzarri, presidente de Caixabank, y por Gonzalo Gortázar, el consejero delegado. Su objetivo en los últimos años ha sido garantizar el presupuesto de la Fundación La Caixa para dentro de 50 años. Hoy, el holding aporta 600 millones de euros a la fundación, lo que la convierte en la obra social mejor dotada de Europa y una de las más importantes del mundo. De ese dinero, dos tercios van a obras sociales que son un reflejo de las cosas que le han dolido a Fainé: la lucha contra la pobreza infantil (60.000 beneficiados), creación de empleo para trabajadores con dificultades (40.000 individuos), y atención a mayores con enfermedades terminales. Y un tercio va a la cultura, la investigación médica y las becas. También le preocupa internacionalizar el modelo financiero y social de La Caixa a través de su Presidencia en el WSBI (Instituto Mundial de Banca Minorista y Cajas de Ahorros), del que es presidente desde noviembre de 2018.
De su relación con el poder, Fainé ha dicho: «Para mí el poder no existe, sólo el servicio», citando una expresión que le transmitió su padre. «El poder no es una preocupación para mí». Hace unos años, el 'Financial Times' le dedicó un perfil donde afirmaba que «su influencia deriva no sólo de lo que controla sino de cómo lo controla». Es cierto que no hay un texto biográfico de Fainé. Pero como dice su amigo Juan-José López Burniol, al que ha hecho vicepresidente de la Fundación La Caixa y de Criteria, «a esta edad, aunque le deseo muchos más años de vida activa, todo el pescado está ya vendido. Su biografía está ya escrita. Se sabe lo que ha construido a lo largo de los años: una carrera bancaria impecable y exitosa, que ha culminado con la creación del primer banco minorista de España; una preocupación social sostenida y efectiva, plasmada en una fundación de la dimensión de la Fundación La Caixa; y un trato personal leal y atento al detalle, que hace que muchísimas personas le tengan un profundo afecto además de respeto».
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