El G-20, sin acuerdo para aumentar la presión fiscal sobre la banca

La necesidad de poner coto a los déficits presupuestarios se impone en la cumbre de Toronto

REUTERS

PEDRO RODRÍGUEZ

El ajuste del gasto público ha dejado de ser una forzada terapia reservada a países bajo sospecha fiscal como España de acuerdo a las conclusiones de la cuarta cumbre del Grupo de los Veinte celebrada en Toronto. El nuevo foro de coordinación económica, que representa ... a un 85 por ciento de los bienes y servicios producidos en todo el mundo, ha asumido la necesidad de concentrarse en la lucha contra los grandes déficits presupuestarios acumulados durante los tres últimos años.

De acuerdo a los términos avanzados en el más perfilado borrador de comunicado final, los miembros más desarrollados del G20 asumen el compromiso de reducir al menos a la mitad sus respectivos déficits para el año 2013 y estabilizar la relación de sus deudas con respecto a sus PIB para el 2016. Objetivos impulsados por grandes gobiernos europeos y el anfitrión de esta cumbre: el primer ministro conservador de Canadá, Stephen Harper.

Algunos países han advertido de que la reducción del déficit pueden comprometer la recuperación económica

Hasta el final, la Administración Obama ha insistido en el peligro de arrinconar precipitadamente las medidas de estímulo económico. Posición respaldada por Japón y países emergentes como Brasil. Según ha advertido el gobierno brasileño, los objetivos de reducción del déficit planteados en Toronto pueden resultar demasiado “draconianos” y “apresurados” para algunos países, con el riesgo de comprometer sus perspectivas de recuperación.

Para facilitar un acuerdo en el G-20 -que hasta ahora ha adoptado por consenso compromisos de estímulo, reformas bancarias y de oposición al proteccionismo comercial- el borrador de comunicado habla de una consolidación fiscal "diferenciada y ajustada a las circunstancias nacionales" de cada país. Este año, la deuda agregada de los países avanzados dentro del G-20 supondrá un 107,7 % de su PIB, casi tres veces más que la deuda pronosticada para los países emergentes.

En cuanto a la polémica imposición de una tasa global sobre el sistema bancario, el conocido desacuerdo dentro del Grupo de los Veinte se ha mantenido sin cambios en Toronto. La declaración final indica que el sector bancario debe hacer frente a los multimillonarios costes públicos de medidas de rescate . Pero se deja libertad a los países miembros para aumentar la presión fiscal sobre la banca.

Cada gobierno podrá imponer distintos niveles de capitalización a las industrias bancarias

El documento se limita a confirmar la existencia de “diferentes planteamientos" para hacer que la banca "contribuya de manera justa y sustancial" a su propio rescate. Y que entre esas posibilidades figura la opción de una tasa global . El comunicado también indica que cada gobierno, de acuerdo a sus necesidades, podrá imponer niveles más altos de capitalización a sus respectivas industrias bancarias, sin reiterar el plazo para este esfuerzo anteriormente fijado para el 2012.

No obstante, el presidente Obama ha insistido desde Toronto para que el Congreso de Estados Unidos adopte la tasa bancaria ya solicitada por su gobierno. Un impuesto del 0,15 por ciento durante diez años que aspira a conseguir 90.000 millones de dólares. Dinero que se destinará a compensar a los contribuyentes americanos por el paquete de rescate facilitado a Wall Street al final de la Administración Bush.

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