Cuentas sin cuentos
Transformarse o morir, no hay otra opción
Los inciertos momentos que atraviesa Europa, con unos mercados energéticos desestabilizados, no pueden desviarnos del camino. Gobiernos y empresas deben compaginar las medidas a corto para atajar lo urgente, con planes a largo para descarbonizar el planeta
La Unión Europea lleva años planteando ambiciosos planes para luchar contra el cambio climático, y pretendía aprovechar los fondos ligados a la pandemia para impulsarlos y ayudar a transformar las economías de los los países miembros, especialmente de aquellos, como España con una economía ... poco productiva. El estallido de la guerra ha puesto algunas piedras en el camino y obliga a políticos y empresas a centrar sus esfuerzos en apagar el fuego generado por la invasión. Las cifras de inflación, ya elevadas, se han disparado y hay que ayudar a los más vulnerables: familias, autónomos, transportistas... a hacer frente a la situación. Y en esto están.
Esta misma semana el Gobierno ha aprobado sus propuestas para afrontar las consecuencias de la crisis, un plan en el que apuesta por las subvenciones y el intervencionismo y esquiva la rebaja de impuestos que Sánchez prometió a Feijóo en la conferencia de presidentes. Probablemente esa obstinación por no bajar impuestos sea por motivos exclusivamente ideológicos . ¿No hubiera sido mucho más fácil de gestionar por las gasolineras una rebaja de impuestos que una bonificación que estas tienen que adelantar? Sinceramente, yo creo que sí, pero concedámosle al Gobierno el beneficio de la duda y esperemos a las próximas semanas para ver si efectivamente estas medidas permiten o no reducir los precios de los combustibles y de la energía. Funcas calculaba esta misma semana que el plan del Ejecutivo apenas logrará recortar un punto la inflación, y el IEE rebajaba el cálculo del impacto a medio punto.
La rebaja del precio de la luz, sin embargo, tendrá todavía que esperar. El Gobierno ha planteado a Europa topar el gas hasta los 30 euros el MW hora, una cantidad que probablemente la CE considere excesiva. Con esta medida se podrá reducir el precio actual, pero no nos engañemos... la cuenta habrá que pagarla y lo más probable es que lo hagamos los consumidores, aunque en diferido.
Y mientras los gobiernos de toda Europa se centran en tomar medidas para superar o hacer más llevadera la situación, las empresas, especialmente las grandes, deberían también poner su granito de arena. Algunas petroleras están aplicando rebajas de precios adicionales a las aprobadas por el Gobierno. Hacen bien. Es un modo de mejorar su imagen y ayudar a la sociedad a superar una situación tan complicada como la actual. Lo que no tiene pase ni explicación alguna es que haya quien quiera sacar tajada de la situación, subiendo los precios antes de aplicar la rebaja para quedarse ellos con las bonificaciones.
Gasistas y eléctricas se culpan mutuamente de estar obteniendo en estos últimos meses altos márgenes de beneficios , quizás para que el Gobierno en lugar de intentar pagar las medidas con los beneficios de las unas, lo haga con las de las otras. Lo cierto es que esta situación requiere el esfuerzo de todos y todos la acabaremos pagando.
Pero aparte de la urgencia del momento y de la necesidad de parar la sangría de precios que estamos viviendo, ni Gobiernos ni empresas deben olvidarse de poner las luces largas y de seguir mirando al futuro. Aunque el viernes viéramos largas colas en las gasolineras para llenar el depósito de combustible un poco más barato, Europa y España deben seguir avanzando en reducir cada vez más el consumo de combustibles fósiles . Hay que apostar por el coche eléctrico, pero ¿cómo si apenas hay puntos de recarga en la geografía española? Nuestras empresas tienen que apostar por esa electrificación de las estaciones de servicio. Yhay que buscar alternativas al combustible de los medios de transporte más contaminante, como son los barcos y los aviones. El corto plazo no puede hacer que nos olvidemos de todo esto. El negocio y la apuesta por la sostenibilidad no tienen por qué estar reñidos. De hecho hay empresas que o se transforman o mueren. No hay opción, y hacen bien las empresas en ponerse a ello, aunque a veces para los periodistas, los planes a largo no sean noticia.