La respuesta a un entorno laboral cambiante que exige no dejar nunca de aprender

«Los contenidos de esa formación irán cambiando primero porque las necesidades son diferentes en las distintas etapas de la vida profesional y segundo porque el mundo cada día evoluciona más deprisa , fundamentalmente como consecuencia del cambio tecnológico y eso exige a los profesionales adquirir nuevos conocimientos de manera permanente», añade. Resalta que la formación alimenta continuamente de competencias al profesional para evitar su obsolescencia y, visto en positivo, contribuir a su desarrollo y crecimiento.

Para algunas especialidades es absolutamente necesario el estudio de un máster y cada día más empresas lo consideran como un prerrequisito para la contratación de jóvenes profesionales . «Incluso las escuelas de negocio europeas han desarrollado un máster generalista de posgrado como es el MiM (Master in Management) para cubrir un espacio que antes estaba vacío. Se trata de programas de formación generalista en la gestión empresarial que se hace justo después del grado y que permite acceder al mercado de trabajo con una fuerte formación en management», indica Alfonso Jiménez. Además, el mercado hoy de las compañías más emblemáticas exige una formación de posgrado con la especialidad que encamina en el inicio de la carrera profesional.

Valentín Bote , director de Randstad Research, considera el máster como una buena apuesta de formación continua porque «son estudios concretos, en conocimientos específicos, algo que resulta muy importante en un mercado laboral en el que cada vez se buscan perfiles más técnicos y especializados. Perfiles con alta empleabilidad y unos salarios realmente interesantes».

Recuerda que la formación continua es muy apreciada por los empleadores y representa un compromiso por aumentar los conocimientos técnicos y las habilidades que demanda el mercado . Y no lo ve como algo temporal, sino que «debe continuar a lo largo de toda nuestra vida laboral, ya que es fundamental seguir mejorando nuestros conocimientos y actualizarlos. Sin ella vamos a perder empleabilidad en un mercado laboral tan dinámico y competitivo».

Tal y como recuerda Xavier Gangonells , director general de la Asociación Española de Directivos (AED), un mundo en constante cambio nos exige adaptarnos a la nueva realidad y «un máster puede en efecto ayudarnos a ponernos al día, y no sólo por los contenidos académicos, sino también por el enriquecimiento que supone la interacción con los demás participantes». Teniendo en cuenta que el futuro del mundo laboral está marcado por la llegada de distintas tecnologías, formas de trabajo novedosas y nuevos retos, « la formación puede suponer un impulso para ascender a posiciones de mayor responsabilidad dentro de la empresa . En este contexto, un máster realizado puede contribuir a adquirir nuevas competencias», añade Gangonells.

Tampoco se puede olvidar que la creciente digitalización de los negocios conlleva la creación de nuevos puestos de trabajo que requieren habilidades muy concretas y poco desarrolladas hasta el momento , surgiendo constantemente oportunidades de especialización hacia nuevas posiciones.

En el caso concreto de los directivos, la adaptación a las nuevas tendencias, competencias y necesidades que demandan las empresas «es un valor imprescindible por cuanto las decisiones que adoptan tienen un gran impacto en las organizaciones que dirigen, muchas de las cuales se encuentran en plena fase de transformación estratégica en un contexto digital», señala Gangonells. Por ello, tanto en el puesto de trabajo actual como si el objetivo es cambiar de compañía, «el ‘upskilling’ y el ‘reskilling’ son imprescindibles para mantener nuestras competencias profesionales al día», matiza.

Las empresas son conscientes de la necesidad de formar continuamente a sus empleados, ya que este impulso a su desarrollo se convierte en una inversión a futuro . «Para las compañías es importante desarrollar perfiles con potencial, que pueden detectarse a través de programas internos de evaluación, y reforzar o formalizar sus competencias con diferentes formaciones . De esta forma, ambas partes ganan», explica el director general de AED. Cree que es importante incentivar la implementación de programas de formación que ayuden a detectar, potenciar y retener el talento , de forma que, a largo plazo, esas personas acaben convirtiéndose en los líderes que la empresa necesita.

Los másteres aportan conocimientos de negocio y de gestión que perfectamente pueden complementar los estudios previos de las personas que los cursan. «El desarrollo de competencias propias de la función directiva como son la capacidad de liderazgo, el trabajo en equipo, la comunicación interpersonal, la visión estratégica, negociación o la toma de decisiones, sin duda contribuye a preparar a estas personas para asumir mayores responsabilidades», destaca Xavier Gangonells.

La pandemia ha traído muchos cambios, también en lo que a la formación continua se refiere. «Desde mi entendimiento y experiencia profesional trabajando con personas durante la pandemia como coach del Talento, Carrera y Liderazgo, he observado como el Covid ha venido a romper paradigmas mentales establecidos y con ello ha generado la necesidad de buscar una conexión más íntima de las personas con sus vidas y su esencia. Lo que ha generado en muchos de los casos procesos introspectivos y la necesidad de adquirir nuevos conocimientos, habilidades y aptitudes para adaptarse y responder ante el cambio con eficacia y agilidad», reflexiona Lydia Cuervo , coach profesional, analista del talento y formadora.

Considera que toda formación que aporte a las personas nuevos conocimientos sobre sí mismos, sobre los demás y sobre el mundo en el que vivimos, «es una de las mejores vías para actualizarnos , seguirnos desarrollando, creciendo como personas, aportando lo mejor de nosotros mismos; y contribuyendo al progreso y bienestar de nuestra sociedad».

Desde su experiencia profesional ha encontrado que en España resulta muy común pensar que necesitamos un máster para dar un giro a una carrera, cambiar de puesto de trabajo o incluso para crecer o mejorar profesionalmente. «Condicionar la posibilidad de un cambio a la necesidad de estudiar un máster no deja de ser un pensamiento existente en el ‘mindset’ o mentalidad de las personas», advierte esta experta. Por eso, sin cuestionar el papel que los estudios de posgrado pueden tener en cada persona, recomienda que este paso sea objeto de reflexión y «se acompañe de una evaluación, medición y análisis individualizado y pormenorizado del talento de cada persona, como paso previo a evaluar con objetividad, sin sesgos, si el máster es realmente un ‘must have’ o imprescindible para el cambio».

Esta experta recuerda que tener información sobre uno mismo es imprescindible para tomar decisiones efectivas informadas y darnos la oportunidad de crecer, adquirir nuevas realizaciones sobre nosotros mismos y el mundo en el que vivimos y decidir actualizarnos por medio propios, «sin temor a arrepentimientos, desarrollando nuestra habilidad de responsabilidad individual», matiza. Decisiones estudiadas, planificadas y meditadas a fondo que permiten avanzar con paso firme en un mercado laboral marcado por el cambio.