Los precios de los alimentos se encarecen hasta casi un 800% del campo a la mesa

A pesar de todo lo anterior, las principales organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA siguen señalando que los productores no pueden trasladar la escalada de las materias primas o ‘inputs’ a lo que cobran por sus productos. «Los agricultores y ganaderos no pueden repercutir el incremento de costes como en otros sectores», apunta el director de Asaja, Juan José Álvarez . A su juicio, «la Ley de la Cadena Alimentaria , no está funcionando como debería». Al respecto, la ‘lead economist’ y y coordinadora del Informe Sectorial Agroalimentario de Caixabank Research, Judit Montoriol , cree que aún es «pronto» para valorar su efectividad, pero sí la ve como «un paso adelante».

Según el Índice de Precios Origen-Destino de los alimentos (IPOD) , que elaboran desde COAG a partir de una muestra de supermercados y establecimientos de la distribución de marzo, se encuentran diferencias de hasta el 758% entre los precios en origen y los que llegan a la mesa. Por ejemplo, es el caso del ajo, que en origen se paga a 0,68 euros/kg, y un consumidor abona 5,92 euros por kilo. Otro ejemplo está en la naranja. Por cada kilo, el citricultor recibe 0,18 euros y se paga por ellas 1,46 euros, un 711% más.

Desde Asaja elaboran periódicamente un observatorio de precios a partir de las cotizaciones de lonjas e instituciones de referencia y de las páginas web o ‘app’ móviles de las grandes cadenas de distribución del país ( Carrefour, Dia, El Corte Inglés y Mercadona ) y el Mercado de la Paz en Madrid . En la semana del 28 de marzo al 1 de abril de 2022, la zanahoria se pagaba en origen entre 0,16 y 0,17 euros/kg mientras que en las grandes cadenas de supermercados seleccionadas los valores oscilaban entre 0,49 y 0,69 euros por kilo. Por su parte, el kilo de naranja -variedad ‘Navel Lane Late’- se pagaba en la Lonja de Valencia entre 0,09 y 0,18 euros por kilo. Mientras que en las principales distribuidoras oscilaban entre los 1,25 euros y 2,29 euros/kg.

El Gobierno, sin embargo, realiza un análisis muy distinto. En el índice de precios percibidos por los agricultores. que elabora mensualmente el Ministerio de Agricultura y que mide la evolución nacional de las remuneraciones de los productores, se estima un alza del 26,54% en diciembre en los productos, especialmente por los precios de los productos agrícolas (+35,09%). Destacan las subidas de los cereales (+45,08%), las hortalizas (+41,68%), el sector vitivinícola (+41,53%), las frutas (+19,70%), los huevos (+19,91%) y la leche (+8,16%), entre otros productos.

En este sentido, el director de Asaja añade una derivada más: la escalada de las materias primas. Con datos hasta noviembre de 2021, el Índice de Precios Pagados (Agrarios) del Ministerio de Agricultura señalaba fuertes encarecimientos en los fertilizantes (76,42%), electricidad (103,36%), abonos simples (105,69%) y los piensos (20,28%). «Tenemos incrementos de precios en el gasóleo de más del 100%, la luz, los fertilizantes, que se han encarecido entre el 180% y el 190%, así como las semillas, los piensos...», lamenta Álvarez, quien pide «medidas efectivas» al Ejecutivo.

La economista de Caixabank Research Judit Montoriol sostiene que el origen de todas estas disfunciones, está en características estructurales del sector como «la atomización de los operadores de la cadena, la rigidez de la demanda, la estacionalidad en el mercado y el hecho de que buena parte de los productos son perecederos, entre otros factores».

En su opinión, la inflación «está agravando este problema estructural». Desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) se muestran favorables a que exista una ley «que defienda la generación de valor en toda la cadena alimentaria» y de que se haya prohibido la venta a pérdidas. Sin embargo, temen que la forma de determinar el coste efectivo de producción al que, como mínimo, la ley de la cadena obliga a industria y distribución a remunerar al productor genere «inseguridad jurídica». Esta patronal también avisa contra el encarecimiento de la energía: «Perjudica la competitividad de las compañías y las coloca en una posición de desventaja», concluyen.

Desde la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged) se defiende la aportación de la distribuidoras comerciales para «amortiguar» la actual escalada de costes de producción y de precios. Argumentan que al tratarse de «un sector extraordinariamente competitivo hay una enorme resistencia a subir los precios» y, como muestra, destacan el diferencial entre el IPC general (9,8%) y el de alimentación (6,8%), lo que atribuyen a la eficiencia y competitividad de esta actividad, «con unos márgenes en el entorno del 2%».

Esta patronal también subraya que el IPC de alimentación tiene «una tendencia más estable y moderada» que los precios en origen y los de la industria alimentaria. En concreto, la tasa anual del Índice de Precios Industriales que publica cada mes Estadística repuntó cinco puntos en febrero hasta el 40,7%.