Un millón de autónomos están en el alambre por la espiral inflacionista

El impacto de la guerra asfixia al colectivo, que asume costes más altos que las ventas

Maya Balanyá / Vídeo: EP

La guerra ha asestado un golpe sin precedentes al tejido productivo y especialmente a los autónomos, un colectivo que ya estaba muy desgastado tras más de dos años de pandemia , en los que el aumento de cotizaciones sociales, de los impuestos y de costes ... laborales han hecho mella en su cuenta de resultados. Desde el verano estos trabajadores afrontan, además , facturas astronómicas de la luz y del combustible y acusan, en algunos casos, los problemas generados por la falta de suministros. Un escenario que ahora se ha recrudecido con la invasión de Ucrania.

«Es una caída al vacío», dice sobre la situación de ‘guerra económica’ el presidente de ATA, Lorenzo Amor, que se manifiesta muy preocupado por la incertidumbre que está generando la invasión. Explica que los pequeños negocios están al límite y avisa de que un millón de autónomos va a tener «serias dificultades para mantener la viabilidad de sus negocios . Los costes están superando a las ventas», asegura.

El también vicepresidente de la CEOE recuerda que «ya veníamos de un crecimiento brutal de los costes» y que la guerra ha disparado los precios energéticos hasta hacer insostenible la situación para el 35% de los autónomos. Cafeterías, peluquerías, comercios, panaderías... todos están en el alambre. «Los costes de producción están en muchos casos por encima de las ventas», denuncia Amor.

El dirigente empresarial recuerda que a la espiral de la energía también se han sumado precios desbocados del combustible y la falta de suministros. Para un taxista o a un transportista, cuyo principal coste es el carburante, la factura puede llegar a pesar como una losa , lo mismo que para un pequeño agricultor la falta de cereales o del pienso para los animales. «Todo sumado está haciendo muy difícil que los negocios mantengan su actividad. No hay consumo que aguante este incremento de los costes», apunta el presidente de ATA.

Menos márgenes

Ante esta escalada las empresas tienen poco margen de maniobra, salvo repercutir el alza de costes en el precio final para mantener sus ganancias. Una opción que la mayoría rechaza. La CEOE recordaba ayer que la inflación subyacente aumentó seis décimas en febrero, colocando su tasa de variación en el 3,0% interanual , más de cuatro puntos y medio por debajo del IPC general. Explicó que este escenario estaría reflejando el esfuerzo del tejido productivo para no repercutir todo el aumento de costes en sus precios finales, lo que «implica una reducción significativa de los márgenes empresariales en un momento delicado para muchos de ellos tras meses de crisis y restricciones a la actividad».

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