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Fedea aboga por que el País Vasco y Navarra aporten más al resto de comunidades

Señala que ambas regiones reciben el doble de financiación que el resto, lo que alimenta la sensanción de agravio que ha disparado el independentismo catalán

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Antes de la multitudinaria Diada de 2012, de la recesión en dicho año y del rescate bancario, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, pidió el concierto económico para Cataluña a Mariano Rajoy, a imitación de País Vasco y Navarra. La negativa del presidente del Gobierno fue el inicio de un aumento de la tensión que desembocaría en el «procés». Ocho años después, Fedea tiene en mente ese suceso y ha difundido su propuesta de reforma de la financiación autonómica que se basa en elevar la aportación de País Vasco y Navarra en sus conciertos, debido a los cálculos desactualizados y opacos que se siguen empleando.

La elevada financiación que gozan los vascos y navarros por esta disparidad frente a las comunidades de régimen común puede ser el germen del independentismo en Cataluña. «La enorme diferencia que existe entre la financiación por habitante de los territorios forales y la de las comunidades de régimen común con niveles similares de renta resulta muy difícil de explicar y tiende a ser vista como un agravio comparativo en estas últimas, y muy especialmente en Cataluña, donde la sensación de agravio ha contribuido a la deriva independentista de los últimos años», reflexiona en la propuesta de Fedea su director, Ángel de la Fuente, experto en financiación autonómica que formó parte del último comité de sabios. Las últimas balanzas territorializadas muestran que los recursos públicos que disfrutan vascos y navarros duplica al resto de regiones: los ciudadanos de estas dos comunidades tuvieron una ciación a competencias homogéneas en euros per cápita de 3.978 euros de media, frente a 2.082 del resto de regiones.

Frente a la gran distancia que existe entre las propias comunidades de régimen común, de los 2.584 euros de cada cántabro a los 1.906 de Valencia, la comunidad con menores recursos, De la Fuente propone que las distancias sean mínimas, pero que se respete el principio de ordinalidad. Estos ajustes harían perder a unas y ganar a otras, pero de forma progresiva a lo largo de años.

En el caso de los regímenes forales este proceso seria de «varias décadas» pero irreversible. «Además, no es necesario modificar las leyes del Concierto y el Convenio para reducir sustancialmente la prima foral de financiación. Bastaría con aplicarlas de una forma razonable, partiendo de una valoración realista de las cargas no asumidas y de datos reales de consumo en años recientes para el cálculo de los ajustes del IVA y los impuestos especiales», señala Fedea. Junto a ello, en lugar de otorgar más recursos a las comunidades, Fedea apuesta por darles más capacidad de subir el IVA, eso sí, de forma colegiada y bajo la batuta de la Agencia Tributaria: con un tramo estatal y otro de todas las regiones, de forma que tuvieran que decidir en comandita subirlo o bajarlo. Asimismo, propone acabar con el Fondo de Liquidez Autonómico y demás financiación del Estado a las regiones.

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