Economía y la banca estudian reorientar los fracasados avales ICO para inversión

Marzo de 2020. El Gobierno puso en marcha 100.000 millones en avales del ICO para que la banca pudiera brindar liquidez a las empresas. Tras el primer estado de alarma se reaccionó con presteza, aunque costara al principio que ese dinero fluyera. Luego, con la desescalada se anunciaron estos otros 40.000 millones para inversión, pensando en una pronta recuperación económica. Más allá de que el Ejecutivo tardara más de dos meses en sacar adelante estos nuevos avales -julio, agosto y parte de septiembre-, su pinchazo se hizo realidad muy temprano. Las empresas no querían ni podían invertir -ni quieren ahora- tal como estaba la situación. Los ICO para inversión han disfrutado de tres meses de margen para funcionar, pero el tejido productivo no ha acudido a por ellos. Es ahí cuando la vicepresidenta Calviño ha decidido tomar cartas en el asunto. Las conversaciones con las entidades para abordar el problema ya se están sucediendo en pos de buscar una salida a este dinero. «Estos avales se acabarán necesitando, pero bastante más adelante», señalan en el sector financiero. Sin embargo, la solución no se antoja sencilla por diversos condicionantes. Desde la Vicepresidencia de Asuntos Económicos , a preguntas de este medio, señalan no tener noticias al respecto.

Hasta la fecha se ha brindado liquidez a las empresas por 111.975 millones , de los cuales 85.079 millones bajo garantía estatal, aunque los préstamos al tejido productivo con aval del ICO están fluyendo, desde finales del verano, a cuentagotas. El mar de crédito ya no sirve para sacar adelante la economía. Además, en las entidades financieras lo que se espera es un endurecimiento de las condiciones de concesión de préstamos y dejar de dar prácticamente cuanto se solicita, según la encuesta periódica que publica el Banco Central Europeo (BCE) . El grifo empieza a cortarse.

Ni las empresas necesitan ya más liquidez vía crédito ni los bancos aspiran a seguir en esa línea. Lo que está ya en marcha y tenga demanda se seguirá otorgando, pero en este caso los ICO para inversión no entran en ello. Es más, según fuentes financieras, el Ejecutivo le ha llegado a decir a los bancos que si agotan su cupo de avales para liquidez, utilicen para esa finalidad los teóricamente destinados a inversión, lo cual está permitido. Otra muestra más de que en el Gobierno se asume que de inversión, nada de nada .

Economía y la banca todavía no tienen clara la fórmula para darle un buen uso a esos 40.000 millones que están parados. Lo que sí tiene claro Calviño, también, es que habrá que darles un nuevo uso para apoyar a las empresas, que vienen quejándose recurrentemente del abandono del Gobierno .

Así las cosas, según ha podido saber ABC, la vicepresidenta se niega en rotundo a basar la recuperación en más y más crédito. Esta es una vía de escape para ciertos momentos puntuales, y España no está ya en esa fase. Además, la vicepresidenta considera que no será bueno para el conjunto de la economía seguir sosteniendo compañías que en otras circunstancias se las habría dejado caer. Hace suyo el discurso del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, de que han de buscarse fórmulas para permitir a las compañías inviables una salida del mercado de la manera más ordenada posible. «Zombificar» con deuda el tejido productivo es «pan para hoy y hambre para mañana», que se dice.

Aun así, Economía no aspira a dejar tiradas a las compañías en este segundo golpe del Covid, más aún sabiendo que muchas ni siquiera se han logrado recuperar del primero. Calviño tiene sobre la mesa qué hacer con los 40.000 millones en avales ICO para inversión y, paralelamente, en La Moncloa se está abordando la posibilidad de inyectar capital directamente en las pymes viables que lo necesiten entrando en su accionariado. Un rescate o intervención pública en toda regla para que las empresas no salgan adelante con crédito sino con ayudas directas del Estado.

Esta última idea, eso sí, se encuentra en una fase todavía prematura, de la que se ha dado cuenta ya a la banca. La forma escogida para entrar en el capital social de las compañías que lo soliciten no está ni mucho menos decidida. El Gobierno quiere y puede acometer estos rescates; así se demuestra con el otro fondo de 10.000 millones de la SEPI para grandes empresas. Con una especie de créditos participativos, que pasarían a formar parte del patrimonio contable del tejido productivo, se lograría en parte el objetivo. Y para 2021 se espera que la intención tome algo de forma.