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ESPECIAL ENERGÍA

Una corriente de cambio para estimular la reactivación

El proceso de descarbonización, que movilizará más de 200.000 millones en España en la próxima década, puede convertirse en la palanca que impulse la recuperación tras el impacto del Covid

Belén Rodrigo

La transición energética se presenta como una gran oportunidad para la recuperación económica de España. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) estima que esta transformación hacia un modelo energético sostenible atraerá más de 200.000 millones de euros de inversión en este periodo . Se prevé también que este proceso transformador impulse el crecimiento anual del PIB de nuestro país y la generación de empleo. El propio PNIEC estima que se crearán entre 250.000 y 350.000 empleos netos anuales en esta década . Además, tanto el Green Deal Europeo como el Plan de Recuperación Económica de la Unión Europea ponen la transición energética como prioridad y como principal palanca para el desarrollo industrial y económico.

«Para lograr en España una reactivación económica rápida, sostenible y duradera, es esencial el consenso y la cooperación entre todos los actores involucrados en la nueva futura ley de cambio climático y transición ecológica, utilizar la descarbonización como palanca principal para reactivar la economía en consonancia con la Comisión Europea, y contar con un marco regulatorio estable que incentive las inversiones», afirma Arcadio Gutiérrez , director general del Club Español de la Energía. La eficiencia energética, el impulso de las renovables, la electrificación, la digitalización, la economía circular y el aumento de nuestra resiliencia, son algunas de las soluciones propuestas desde numerosos ámbitos para lograr la reactivación económica.

Santiago Gómez Ramos , presidente de APPA Renovables, recuerda que el sector energético es fundamental para la economía de un país, por lo que también lo será en su recuperación . «A corto plazo, el Pacto Verde Europeo era anterior a la crisis y se va a reforzar con los fondos otorgados a nuestro país para la recuperación económica. A más largo plazo, un sistema energético con mayor presencia renovable no solo será más sostenible, sino que nos permitirá tener una mayor independencia energética que nos hará menos vulnerables a las crisis internacionales», matiza. La crisis económica no ha hecho sino reforzar el compromiso europeo y supondrá una mayor ambición en materia renovable . «Afortunadamente ya no estamos en la tesitura de elegir entre sostenibilidad y economía. Las renovables han demostrado que pueden reducir sus costes: eólica y fotovoltaica ya han hecho los deberes con reducciones entre el 70% y el 90% en diez años , enseñando el camino que van siguiendo el resto de tecnologías. Las renovables son una apuesta clara a nivel europeo y nacional para recuperar nuestras economías», añade.

Gómez Ramos cree necesario un calendario que permita a las empresas conocer los planes de integración renovable a medio plazo, valorar las tecnologías no solo por su precio sino por las capacidades que aportan al sistema y la sociedad (estabilidad, gestionabilidad, empleos y fijación de población local…), priorizar la electrificación que sustituya consumos fósiles y abordar la penetración de renovables en sectores difusos como los usos térmicos y el transporte. «Los incentivos deben reservarse para tecnologías que necesiten recorrer su curva de aprendizaje, para no dar señales equívocas al mercado. Hoy en día, gran parte de las tecnologías renovables son perfectamente competitivas y eso lo hemos conseguido con el esfuerzo de todos», subraya.

Recuerda también que las empresas establecieron en 2019 un nuevo récord de potencia instalada con más de 7.000 MW renovables , un hito anual de instalación que supera lo que se necesita para alcanzar los objetivos de la próxima década, «por lo que la capacidad existe y el conocimiento y experiencia de integración también. Es necesario que esta instalación sea más homogénea en él para que la generación de empleo sea más estable en el tiempo».

Desde esta asociación valoran la voluntad firme por parte del Gobierno para llevar a cabo la descarbonización. «Las subastas y el importantísimo esfuerzo regulatorio de esta legislatura demuestran que todo el arco parlamentario es consciente de la oportunidad. Desde el sector consideramos que la regulación está bien encauzada, con una Ley de Cambio Climático y Transición Energética muy alineada con las necesidades de la sociedad y la industria», afirma el presidente de APPA Renovables. En esta transformación, «que debe ser completada y gestionada en su totalidad», señala Arcadio Gutiérrez, cada sector económico deberá hacer sus propios avances para que los objetivos globales puedan alcanzarse . «Esto requiere, sin duda, la necesaria contribución de todos y cada uno de los agentes incluyendo, por supuesto, el rol del consumidor cuyas decisiones de inversión pueden marcar la diferencia». El presidente del Club Español de la Energía asegura también que España cuenta con empresas energéticas muy preparadas y bien situadas a nivel europeo e internacional y con recursos humanos de calidad.

«Para conseguir una transición energética exitosa, debemos contar con un marco regulatorio estable y previsible que estimule la inversión », añade. Aspectos como el desarrollo tecnológico, la innovación y la industrialización, también deben ser elementos imprescindibles en la transición, «así como la necesidad de coordinación de políticas y de contar con un plan industrial a largo plazo», recuerda Arcadio Gutiérrez. Por último, aprovechar la transformación digital como oportunidad para desarrollar nuevas habilidades y capacidades «que incluyan planificación de escenarios, gestión del riesgo y resiliencia».

Oportunidad para las empresas

En diciembre de 2019, Repsol se convirtió en la primera compañía de su sector en todo el mundo en establecer el ambicioso objetivo de ser cero emisiones netas en el año 2050 . Desde entonces se han sucedido anuncios similares, Total, Eni y BP. «Esta decisión conlleva la reorientación de la estrategia, la actividad y las inversiones a nuevos planes de negocio alineados con una transición energética que Repsol lidera», comienza por explicar Jaime Martín Juez , director corporativo de Tecnología y Corporate Venturing de Repsol. El peso de esta decisión se refleja en la hoja de ruta de la compañía para lograr esa reducción de emisiones, que incluye acciones concretas en cada uno de los negocios y que se lleva implementando desde hace años.

Nuevo escenario

Ese anuncio del 2 de diciembre de 2019 supuso asumir un nuevo escenario de precios del crudo y del gas consistente con los objetivos climáticos del Acuerdo de París, incrementar en 3.000 MW el objetivo de capacidad de generación de electricidad baja en carbono; poner más foco en la economía circular como herramienta para el uso eficiente de los recursos; duplicar la producción de biocombustibles de alta calidad procedentes de aceites vegetales, hasta las 600.000 toneladas al año en 2030; y actualizar la senda interna de precios de CO 2 que orientará sus inversiones, partiendo de 25 dólares/tonelada en 2018, con un incremento hasta 40 dólares/tonelada en 2025.

Jaime Martín Juez recuerda que la eficiencia energética implica una reducción en el consumo de energía y, por tanto, de costes . «Esto se traduce a su vez en un mejor margen en nuestras operaciones y en una mejora de la rentabilidad, en forma de flujo de caja positivo lo que permite a la compañía mantener un doble objetivo: garantizar su solidez financiera y la posibilidad de reinvertir de nuevo en mejores tecnologías que redundan en el objetivo de descarbonización». De esta manera, mejora la productividad de la industria y su competitividad, al tiempo que se mantiene el empleo estable y de calidad en un sector que «es vital para nuestra economía porque fomenta la innovación y genera un crecimiento sostenido», añade.

La oportunidad circular

Además, existen otras oportunidades de negocio ligadas a la descarbonización en las que compañías como la suya ya están poniendo también el foco. Entre ellas, se encuentra la economía circular y el uso eficiente de recursos . «Se trata de herramientas con las que somos capaces de poner en valor materias primas procedentes de residuos o de bajo valor añadido gracias a la aplicación de diferentes tecnologías», añade el director corporativo de Tecnología y Corporate Venturing de Repsol. Algunos ejemplos son el reciclado de residuos plásticos que incorporan en sus materiales , manteniendo las más altas prestaciones requeridas para aplicaciones de alto valor añadido en el sector de la automoción, la sanidad, la construcción o las infraestructuras, entre otras. O la producción de biocombustibles a partir de aceites vegetales , cuya fabricación se verá duplicada hasta las 600.000 toneladas en 2030, de los que la mitad se producirán en 2025 a partir de distintos residuos.

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