El Banco de España insta al Gobierno a aprobar más ayudas públicas si la crisis se enquista

«Es necesaria flexibilidad en el volumen de fondos comprometidos, que deben adaptarse a la propia evolución de la pandemia y a la eventual materialización de los riesgos», ha asegurado. Unas palabras en relación a los 11.000 millones en nuevas ayudas públicas al tejido productivo que ha sacado adelante el Gobierno hace algunos días. Dicho de otra forma, que si la crisis persiste sería necesario ampliar el montante.

De Cos ha valorado este paquete de apoyo estatal como «útil» para evitar el cierre de negocios viables. Aunque no basta, a su juicio, con su aprobación. La manera en que ese dinero llegue a las empresas también será esencial. «Es particularmente relevante una ejecución rápida y homogénea, y que los mecanismos de reparto permitan focalizar selectivamente estas ayudas precisamente en las empresas viables pero con problemas de solvencia», ha insistido el gobernador. Y lo cierto es que, tal como adelantó ABC, las ayudas públicas todavía tardarán en llegar varias semanas a las compañías, mientras que parte del paquete aprobado aún requiere del visto bueno de la Comisión Europea.

Asimismo, una vez más, el dirigente del supervisor ha instado a agilizar «los procesos de liquidación» de las compañías que no sean viables para evitar que se consuman recursos públicos en empresas abocadas al cierre. Realizar un gestión eficiente de esos 11.000 millones para que lleguen a tiempo y a quien realmente puede salir adelante con su modelo de negocio.

«Estas acciones de política económica ayudarían a evitar que la crisis incorpore un elemento financiero adicional que potencialmente la haría mucho más persistente», ha añadido De Cos. Este ha incidido en la necesidad de que la banca sea parte de la solución a esta crisis , como ha venido demostrando estos meses. Y para ello resulta fundamental evitar que la crisis sanitaria-económica se convierta también en un problema para el sector financiero. En este sentido, el gobernador ha destacado que en caso de materializarse un problema de solvencia generalizado en las empresas, la banca no escaparía tampoco de un impacto muy severo de la crisis en sus balances. «Estos problemas de solvencia no solo provocarían una destrucción de tejido productivo y de empleo; también acabarían afectando a la posición patrimonial del sector bancario , que podría responder con una restricción crediticia que realimentara los efectos negativos sobre la capacidad de recuperación y el crecimiento económico a medio plazo», ha comentado.