primera parte

Decálogo para sacar partido a la deflación

La avaricia de los comerciantes fue uno de los más importantes elementos del proceso de fuerte inflación que nos empobreció a todos

Decálogo para sacar partido a la deflación Juan Carlos Soler

borja mateo

Ya desde hace varios años muchos son los comercios de nuestro país que han tenido que cerra r. Actualmente el sector del comercio minorista demanda un paquete de medidas de apoyo; los alquileres desorbitados, la imposibilidad del empresario de interrumpir voluntaria y libremente la relación ... laboral y un consumo muy contraído, ahogan al sector.

Entre tanta exigencia de ayuda a la administración, muy pocos comerciantes se acuerdan de los «abusos» económicos cometidos por el sector con la introducción del euro cuando en las tiendas se confundían 100 pesetas con 1 euro. La avaricia de los comerciantes fue uno de los más importantes elementos del proceso de fuerte inflación que nos empobreció a todos. Tengo gran interés en saber dónde se quedaron todos aquellos beneficios: ¿no tendrían ahora que usarse en recapitalizar a las empresas en dificultades ?

El precio de venta de un bien no lo marca sólo la oferta; nosotros, como consumidores, si somos capaces de hacer presión, podemos delimitar en parte el precio de venta .

Independientemente de si estamos a favor o en contra con las ayudas al sector del comercio , la competencia ha de funcionar y los compradores tienen todo el derecho del mundo a utilizar la situación actual de fuerte bajada de precios para obtener el mayor valor de su dinero.

Describimos aquí una serie de pautas que ayudaran al consumidor a obtener los mejores descuentos:

La deflación existe, pero hay que entender de que se trata

Muy al contrario de lo que la gente percibe, España vive inmersa en un proceso de bajada de precios en muchas ramas de actividad económica. El hecho de la que la población haya reducido fuertemente sus gastos lleva a las empresas a tener que rebajar los precios de los servicios. Durante un período más o menos largo, las empresas se empecinaron en que la crisis económica duraría poco tiempo por lo que muchas se negaron en tajante a rebajar los precios. En cuanto una empresa se vio en la necesidad de rebajar sus precios para poder aumentar su facturación y hacer frente a los gastos fijos, la presión para que el resto de negocios del ramo realizaran descuentos era imparable: aquellas empresas que no se apuntaban a los nuevos tiempos se quedaban en el camino.

Aquellos bienes en los que los impuestos representan un menor porcentaje del precio y los ofrecidos en la economía sumergida son los más sensibles a bajadas de precios: en ambas clases el mayor porcentaje del precio final depende de la voluntad del vendedor de adaptarse a una menor demanda mediante la rebaja del precio esperado. Entre los servicios muy sensibles a la deflación incluyo: servicio domestico de limpieza, cualquier servicio que se preste y que sea intensivo de mano de personal, peluquería, trabajos de costura, fontanería, carpintería, pintura, transportes carentes de concesión administrativa o de precio fijado por ley,…

El hecho de que el precio de un bien o servicio siga siendo alto, no quiere decir que no haya bajado. La gente confunde el «precio es caro» con el que «no ha bajado». Si no te crees que muchos precios están bajando y que pueden hacerlo más gracias a tus habilidades negociadoras, nunca disfrutaras de los enormes beneficios de la deflación. Tú tienes que convencerte de cuál es la nueva situación porque yo, los cortes de pelo a 6 euros los veo por todos lados.

Rasca y te encontrarás con la inflación o el que no llora no mama

Quítatelo de la cabeza: muy poca gente te va a ofrecer motu proprio mejores precios de los que ya tiene anunciados. Si resulta que siempre vas al mismo bar cerca de tu trabajo a comer de menú del día…¿no te has planteado exigirle descuento por fidelidad?, ¿por qué no te das una vuelta por tu oficina y ves que precios tienes otros bares por el mismo servicio?, ¿por qué no te lanzas a probar otros restaurantes y ver como se compraran con aquel al que ya estas acostumbrado?, ¿por qué no miras en internet si el precio que pagas a la señora que te viene unas horas a la semana a limpiar la casa está al nivel de los que se pagan en estos momentos?, ¿y las minutas de tu profesor particular de inglés?

La clave para mantener unos precios bajos es que, una vez logrados, cada cierto tiempo (¿seis meses?) ver en el mercado si están pagando el precio correcto teniendo en cuenta la relación calidad/precio. No tengas miedo de cambiar, prueba prestatarios de servicios distintos y quédate con el que mejor te vaya.

Las tiendas pequeñas son mucho más dadas a ofrecer descuentos de lo que la gente se cree, sólo es cuestión de pedirlo en el momento de ir a pagar, sobre todo si la compra es de importancia. En caso de que en dependiente no pueda decidir, pregunta por el propietario. Te llevarás muchas sorpresas…yo me topado con ellas con frecuencia.

No seas agresivo

De la misma forma que el vendedor pide el precio que le parece que tiene que ganar, a ti como comprador te asiste el derecho de querer pagar lo mínimo posible por aquello que deseas comprar.

A nadie le hace una pizca de gracia que el comprador le ponga en duda el precio de venta y, en nuestro país, la reacción puede ser muy visceral. Por esta razón has de pintarlo bien lanzando un mensaje muy agresivo (querer un porcentaje de descuento) y de forma humilde. Nunca has de decir « 25% de descuento, lo toma o lo deja», sino que has de optar por formulas tales que «me encantaría poderle pagara a usted 100, pero desgraciadamente, tal y como está la situación económica, le puedo pagar 75. Ya sé que tal le pueda parecer insultante, pero es que no puedo pagarle más».

Has de presentarte de forma humilde, casi pidiendo perdón, porque ambas formas gustan y dejando bien claro cuando se llegue al precio deseado, la transacción tendrá lugar. Échale la culpa a la crisis, al gobierno o a quien estimes oportuno,…que son ellos los que te obligan a ofrecer un precio menor del exigido. En definitiva: da pena y llévate el gato al agua.

En el lujo también existen los descuentos

Una de las muchas falacias que existen sobre la deflación es la creencia de que los precios de los bienes de lujo no se rebajan, o lo que es lo mismo: que a los ricos no les toca lidiar con la crisis. Bueno, nada más lejos de realidad y que sirvan varios ejemplos:

— El Club de Golf de la Moraleja en Madrid, cuyas acciones de membresía han bajado de 110.000 euros en el pico de la burbuja a 20.000 euros en abril de 2013;

— Alquileres de locales comerciales en las zonas de lujo de Espana han bajado entre el 25% (Bilbao) hasta el 65% en la c/Velázquez de Madrid;

— Precios de pisos en Las Arenas (Vizcaya) con descuentos del 35-40%, Pedralbes (Barcelona más del 40%, barrio de Salamanca (Madrid) más del 35%, La Moraleja (Madrid) mas del 60%

¿ Por qué no regatear el precio de compra de una joya o un reloj de lujo? Te tienes que quitar de encima el complejo tan español de que hablar de dinero es feo, saca el tema abiertamente y haz una contraoferta al precio que se te pida. No te olvides de una cosa: los comerciantes están desesperados y están ahora dispuestos a cosas con las que antes nunca habrían sonado. Cuanta más gente regatee, mayor es la sensibilidad del vendedor a disminuir el precio de venta del bien en cuestión.

Te doy un ejemplo: en una tienda de lujo rebaje el 35% respecto al precio marcado (ya rebajado un 50% respecto al precio de origen) un bolso de piel de serpiente de marca Loewe. Es cuestión de pedirlo, tragarse el amor propio, y que te resbale que te digan que no…así de sencillo.

Compra sólo en el período de rebajas

Entre tanta contracción del consumo: ¿para qué darse prisa en comprarse un producto determinado si, esperando, te lo van a ofrecer mucho más barato? ¿ Para qué pagar 100 ahora si en unos meses te lo venderán a 50 ? Antes de ir de compras, piensa en que te hace falta, repasa tu ropero y mira si realmente necesitas esa camisa o aquellos pantalones, pásate por las tiendas una semana antes del comienzo de la temporada de rebajas y, solo una vez que las mismas se hayan iniciado y nunca antes, compra.2

Aunque algunos te digan «si no compras ahora mañana no lo tendrás» no hagas caso porque nada más lejos de la realidad en estos momentos. El que espera y retrasa la compra de cualquier artículo, gana.

Borja Mateo es experto inmobiliario y autor de los libros “La verdad sobre el mercado inmobiliario español” y “Como sobrevivir al crack inmobiliario” (editorial Manuscritos) www.borjamateo.com

Decálogo para sacar partido a la deflación

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