El paraguas del BCE aleja otra tormenta bursátil
Al contrario de otros veranos, los mercados no albergan perspectivas negativas
javier tahiri
En los parqués las tormentas suelen arreciar en período estival. Cada año la flema veraniega se traduce en las bolsas en una bajada de actividad que aumenta la influencia de cada movimiento en los selectivos. Tanto las compras como las ventas amplifican su repercusión, y ... en los últimos tiempos éstas últimas suelen ser la norma en Europa. Si en 2011 fue la falta de solución de Grecia la que hizo correr las pérdidas en los selectivos continentales, el pasado año el rescate financiero a España disparó las dudas sobre la moneda única y llevó a las bolsas continentales al rojo diario hasta que el presidente del BCE, Mario Draghi, prometió «hacer todo lo posible» para salvar el euro. Ese gesto explica el estado actual de la situación: «Si 2011 estuvo determinado por el riesgo político y el año pasado los procesos electorales fueron las protagonistas, este es el año de los bancos centrales », resume Javier Flores, analista de la Asociación Europea de Inversores Profesionales (Asinver).
De esta forma, si otros veranos era la falta de respuestas políticas a la crisis la que determinaba el comportamiento de los mercados, ahora los parqués observan la actividad de los organismos monetarios. La diferencia con otros años es el programa de compras ilimitadas de deuda pública anunciado por el BCE en septiembre. Aún así, los precedentes llaman a la cautela. «En el verano de 2008, la crisis atacó fuerte y el barril de petróleo se fue a los 150 dólares; en el de 2010, los mercados volvieron a decaer ya que estaban esperando a nuevos estímulos monetarios de la Reserva Federal», recuerda el analista de IG Markets, Daniel Pingarrón.
Precedentes en rojo
Un año después, en 2011, la falta de avances en el rescate europeo a Grecia y la demora del acuerdo en Estados Unidos entre demócratas y republicanos para ampliar el límite de deuda pública —con la consiguiente pérdida de la «triple A» crediticia de los títulos norteamericanos— llevaron a las bolsas a la caída libre mientras la prima de riesgo nacional, o diferencial del bono a diez años español respecto a su homólogo alemán, voló sobre los 400 puntos. La historia se repitió de forma parcial el pasado año: hasta que Draghi intervino en julio, el diferencial nacional perforó los 637 enteros y el Ibex-35 había perdido los 6.000 puntos.
No obstante, la perspectiva para España este año difiere a la de otros «veranos negros». Desde finales de junio, el Ibex- 35 ha repuntado un 2,8% si bien también ha aumentado la prima de riesgo hasta los 316 puntos.
«España, a diferencia del año pasado, ya no es el foco de incertidumbre. Ahora sí, dependemos más de las noticias del exterior que de la política interna . A fin de cuentas, es el BCE y su programa de compras ilimitadas lo que atenúa la tensión», apunta José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi España.
Cambio de actitud
A pesar de ello, España afronta varios riesgos. Por un lado, el empeoramiento de las previsiones de España por parte del Fondo Monetario Internacional , que la pasada semana descartó que nuestro país creciera en 2014, genera dudas sobre la recuperación de nuestro país entre los inversores.
Asimismo, tras la rebaja de la nota crediticia de Italia la semana pasada por parte de la agencia de calificación Standard and Poor’s, la posibilidad de que nuestro país se enfrente a un recorte del «rating» soberano es otra de las preocupaciones que amenazan la estabilidad en los parqués. El estratega jefe de Barclays en la Eurozona, Antonio García Pascual, descarta en un informe esta posibilidad.
«No creo que se produzca una degradación de la nota de España en 2013», coincide Martínez Campuzano, que destaca que la principal alarma tanto para el Ibex-35 como para la prima de riesgo responde al «tono ambiguo de la Reserva Federal» en cuanto a su plan de retirada de estímulos.
Sin embargo, los expertos consultados destacan el cambio de actitud respecto a nuestro país que se ha instalado en los mercados. «Se ha producido desde hace meses. Por un lado, cuando se anunció que el déficit público iba a ser del 7% la prima de riesgo ya se redujo mucho. El aumento de las exportaciones hace pensar que la recesión en España acabará en el segundo trimestre, como afirma el Gobierno. Ahora las dudas están en la recuperación: España necesita una rebaja de impuestos para espolear el consumo y ésta no se prevé hasta 2015», lamenta Pingarrón. No obstante, Antonio García Pascual señala que la recuperación de España será «muy gradual» pese al aumento de las exportaciones.
«Este verano no se presenta tan convulso como otros, ni mucho menos», sentencia Pingarrón. A pesar del optimismo, Martínez Campuzano llama a la cautela. Si bien las perspectivas mejoran el abismo previo de otros años, las dudas sobre la recuperación se filtran a través de la red de seguridad tejida por el BCE.
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