Brasil, un país en construcción

Ahora mismo, Brasil está plagado de andamios por obra en todos sus rincones. El país espera recibir 600.000 turistas extranjeros y 3 millones de turistas locales durante el Mundial. Para estar preparado, el Gobierno de Dilma Rousseff se ha lanzado a una carrera de renovación y ampliación de muchas infraestructuras.

Uno de los símbolos de esta renovación es el estadio Nacional Mané Garrincha, situado en la capital Brasilia, que ha sido remodelado y ahora tiene una capacidad para 70.000 personas . Construido con 1.000 millones de reales de dinero público (unos 350 millones de euros), es el segundo estadio más grande del país. Se ha tardado 2 años en construirlo y ha empleado a unas 15.000 personas. En él se jugó el partido inaugural de la Copa Confederaciones el pasado 15 de junio y será uno de los estadios principales del Mundial. Es el primer estadio de fútbol del mundo en obtener la certificación Leed Platinum Sustainability, una garantía de respeto al medio ambiente. Además, un anillo de placas fotovoltaicas rodeará su techo para suministrarle energía. Todo controlado desde un centro tecnológico aportado por la empresa Siemens , que ha recibido encargos por 1.000 millones de euros en todo el país.

Después de los torneos, el Gobierno Federal del estado de Brasilia hará una licitación entre empresas para gestionar el estadio. Preguntado por el futuro de un recinto tan grande en una ciudad sin un equipo local en la primera división del país, un miembro del Gobierno brasileño respondió a ABC que el estadio será sede de eventos, ferias, convenciones o conciertos. «Ya hay cerrado un gran concierto de Beyoncé», apuntó.

La movilidad urbana en un país con redes todavía en desarrollo es una de las grandes preocupaciones del Gobierno. Sao Paulo es la plaza principal de estas grandes obras. Su aeropuerto está siendo ampliado para que pase de acoger 30 millones de pasajeros al año a sostener 42 millones . A través de una nueva terminal, la TPS3, que ocupara 192 metros cuadrados y supondrá una inversión total de 13.000 millones de reales (4.500 millones de euros). A su alrededor se están construyendo un nuevo aparcamiento, más pistas y hoteles. Además, las comunicaciones del aeropuerto se están mejorando con una nueva línea de tren desarrollada por el Gobierno. Uno de los responsables de las obras afirma que «la demanda les empuja a hacer esta ampliación» del aeropuerto más concurrido de Iberoamérica. «El objetivo final es mover a unas 58 millones de personas». Unas obras en las que también participa Siemens, contratada para aportar las infraestructuras de energía y las soluciones para pasajeros.

Otra obra en marcha es la línea 4 del metro de Sao Paulo (la amarilla), la primera línea de metro de Sudamérica sin conductor. Una fórmula que mejora su eficacia: este sistema viaja en 3 minutos la distancia para la que normalmente se necesitan 20 minutos. Se trata de 13 km de vía que ya cuentan con seis estaciones operativas, a falta de abrir cinco más, en 2014. La línea unirá el centro de Sao Paulo con la región sudeste de la ciudad. Su presupuesto ha sido importante: a lo largo de los 30 años de concesión que ha conseguido la compañía Via Quatro , realizará una inversión de 1.500 millones de euros . El precio del billete será de 3,20 reales brasileños: 1,5 dólares. Además, se trata de la primera línea de colaboración público privada del metro paulista y sus responsables la consideran un modelo de gestión para otras infraestructuras. «El Gobierno sabe que necesita mejorar la red de transporte y ha anunciado nuevos proyectos», afirman. El personal de la empresa calcula que en 30 años habrá un gran retorno económico.

Otro de los grandes retos de la ciudad de Sao Paulo es el abastecimiento de agua: la población no deja de crecer y los recursos hidráulicos están en las áreas montañosas. Por ello, Savesp , la cuarta compañía del mundo de suministro de agua, ha tenido que construir una nueva planta que controla 8 sistemas ubicados por toda la región. Suministra 72.000 litros de agua por segundo y controla tecnológicamente 137 centros de reserva.

El objetivo de todas estas obras es estar listo para la Copa del Mundo de fútbol, un torneo que se disputará en 12 estadios brasileños, cuya puesta a punto le ha costado a la Administración más de 6.700 millones de reales (2.300 millones de euros). Pero el gasto en obras civiles ha sido mayor: unos 7.300 millones de reales (2.500 millones de euros) han ido a parar a los aeropuertos y 12.000 millones de reales (4.100 millones de euros), a los sistemas de transporte. Esto significa que la inversión pública para los torneos de fútbol ya supera los 27.000 millones de reales (más de 9.000 millones de euros). El ministro de Deportes brasileño, Aldo Rebelo, afirma que por cada dólar de inversión pública se atraerán 3,5 dólares de inversión privada y que subirá la recaudación tributaria del país. Ante la pregunta de si el país no se está endeudando demasiado para ello, dice: «más que generar deuda, se generará una ventana de desarrollo del país». Una ventana que, según los cálculos del Ministerio, debería aportar unos 183.000 millones de reales (unos 63.000 millones de euros) al PIB de Brasil en 2014.

Estos eventos han llegado en un momento en el que el crecimiento del país ha empezado a reducir su velocidad: en el primer trimestre de 2013, «solo» creció un 0’6% . En 2011, un 2,7%; y en 2012, un 0,9%. Por ello, entre otras cosas, algunas agencias de calificación le han rebajado su nota.

El país espera que la organización de estos eventos sea el empujón económico definitivo. Ahora mismo, el desafío es que las obras lleguen a tiempo para la inauguración del 12 de junio de 2014 . Pero el verdadera reto vendrá después: cuando las infraestructuras construidas sirvan para la vida cotidiana de los brasileños y el país tenga que recoger los frutos de unas inversiones tan altas. Mientras tanto, Brasil es un país en obras.