La curiosa relación entre dirigir el FMI y acabar en los tribunales

Y nadie dice que sea una exigencia para acceder al cargo, pero la constante se repite. De los últimos cuatro dirigentes del FMI, tres se las han visto con la justicia : Rodrigo Rato, Dominique Strauss-Kahn y por último, Christine Lagarde. Solo el estadounidense John Lipsky, que ejerció el cargo durante apenas dos meses como interino, se libra de toda sospecha.

Parecía que el currículum impecable de Lagarde iba por fin a restablecer la imagen de una institución manchada por Strauss Kahn. Pero la reputación de la última directora del FMI también está en entredicho.

Según la legislación francesa, los jueces ponen bajo investigación formal a alguien cuando creen que existen indicios de una mala actuación, aunque eso no implica que finalmente se celebre un juicio. Hasta la fecha, la investigación relacionada con el magnate francés Bernard Tapie ha involucrado a varios miembros del Gobierno de Nicolas Sarkozy, incluyendo a Lagarde, que no piensa dimitir de su cargo, según una fuente próxima a la exministra gala.

La institución financiera fue más severa con Dominique Strauss-Kahn. El que dirigió el organismo de 2007 a 2011 fue «invitado» a abandonar su cargo tras ser denunciado por la violación de Nafissatou Diallo, una camarera del hotel Sofitel de Manhattan.

Unos meses después la escritora francesa Tristane Banon presentaba nuevos cargos contra él por agresión sexual. Pero el escarnio llega al máximo cuando el exdirigente fue imputado por participar en una violación en grupo. Su nombre aparecía como cliente de una red de prostitución que suministraba mujeres a clientes del hotel Carlton de Lille y a fiestas celebradas en otros lugares como París o Washington.

Al antecesor de Strauss Kahn, Rodrigo Rato , le llegaron los problemas con la justicia después de abandonar el cargo. Director del FMI de 2004 a 2011, se le inició una investigación por falsificación de cuentas, administración desleal, alteración de precio y apropiación indebida, en relación con la salida a Bolsa de Bankia.

En total tres causas abiertas por la justicia contra los dirigentes de una institución con un papel clave en el escenario internacional y que ofrecía a sus altos cargos un salario al nivel de su responsabilidad: Strauss-Kahn percibió un salario anual de 420.930 dólares, con un complemento de 75.350 dólares. Lagarde aceptó un extra del 11% más con la condición de mantener una promesa de «integridad, imparcialidad y discreción», precisió que no figuraban en el contrato que firmó Strauss-Kahn.

No es para menos, el FMI no es una institución cualquiera. Su misión es la de velar por la estabilidad financiera de la economía mundial. Además sus estatutos declaran como principales objetivos «la promoción de políticas cambiarias sostenibles a nivel internacional, facilitar el comercio internacional y reducir la pobreza».