La vela aventura al alza

Parece un milagro, pero no lo es. Hace tiempo que desde Francia se crearon unos sólidos cimientos para que este tipo de vela se desarrollase y fuese atractiva y sobre todo rentable a las empresas, grandes y pequeñas que invierten en patrocinar a casi cualquier proyecto que se presente como serio y profesional.

Igualito que en nuestro querido país, donde no solo no cuidamos a nuestros regatistas, el caso de Alex Pella clama al cielo, sino que los pocos, que consiguen algo gracias a contactos y amistades lo invierten en proyectos y regatas absolutamente caducas y trasnochadas.

¿Para cuándo la ley de patrocinio y mecenazgo?, comencé a oír cosas de su tramitación en 1992 con motivo de la Expo, y han pasado 24 años y seguimos a la luna de Valencia. ¿Por qué los nuevos políticos valencianos se gastan 22 millones de euros en la salida de una regata en vez de invertirlos en ayudas a proyectos españoles de la nueva generación de regatistas oceánicos?

Estos señores deberían saber que con esos 22 millones se pueden hacer 2 proyectos de IMOCA 60 y uno de clase 40, todos ellos con barcos nuevos.

Para quien no lo sepa, políticos incluidos, decirles que estos proyectos le dan de comer, al diseñador, al astillero que lo construye con una mano de obra cercana a la quincena de empleados durante 8 meses, a los proveedores de la materia prima y maquinaria necesaria para construir el barco, a los navegantes especialistas en distintas faenas, a la velería que hace las velas y así un larguísimo etc.

He estado en la salida de la Vendée Globe, la mejor regata del mundo con mucha diferencia. Le informo a los políticos valencianos que en Le Sables d’Olonne, un pequeño pueblo de 20.000 habitantes, con toda la ciudad implicada en la salida y con unos retornos económicos para el comercio, restauración, servicios, que rozan la espectacularidad, tiene un presupuesto de tan solo 12.3 millones de euros, centro de seguimiento de la regata en París incluido.