Sorprendente 'huelga de un minuto' en el balonmano español tras la brutal agresión al abuelo de un árbitro

El herido, muy grave, se llama Andrés Rico, y fue atacado por defender a su nieto, un árbitro de solo 15 años que dirigía el choque entre el Sanxenxo Balonmán y el Rasoeiro BM de O Grove y que estaba siendo insultado por el presunto agresor, hombre de 40 años y padre de una jugadora visitante. Este empujó a Rico, que cayó y se golpeó violentamente la cabeza. Sufre un traumatismo craneal severo.

El suceso ha conmocionado al deporte gallego y español. Por eso, el presidente de la Real Federación Española de Balonmano, su junta directiva y los presidentes de las federaciones territoriales, han decidido este miércoles que en todos los encuentros que se celebren el próximo fin de semana (20 al 22 de diciembre) se lleve a cabo «un minuto de no juego» en señal de protesta y repulsa a la violencia de cualquier tipo de violencia en un deporte que siempre se ha caracterizado por su limpieza y nobleza.

Para la ejecución de esta fugaz huelga de un minuto, cuando el árbitro señale el inicio del partido, el equipo que tenga la posesión depositará el balón en el círculo central hasta que transcurran 60 segundos y se reanude el encuentro.

Por su parte, la Federación Gallega de Balonmano (FGB), junto con los clubes y el colectivo arbitral de la región, ha decidido que todos los encuentros oficiales que se celebran hasta el 18 de enero de 2025 se disputarán a puerta cerrada.

Además, varios equipos gallegos de categoría nacional han mostrado su intención de apoyar esta iniciativa y, por tanto, disputarían sus encuentros sin público.

La medida adoptada busca sensibilizar a todo el mundo del balonmano «de la responsabilidad conjunta y de la importancia de actuar en bloque contra una lacra que ha aumentado de manera preocupante en los últimos años». Asimismo, la FGB trata de «provocar una reacción en las instituciones competentes para que se cree un reglamento contundente que ampare a todos los estamentos del balonmano ante situaciones tan preocupantes y peligrosas como la que se vivió en Sanxenxo».

«No queremos que la seguridad en nuestro deporte sea un problema; no queremos que se normalicen los insultos; las protestas o las agresiones; no queremos que nadie tenga que exponer su integridad física para evitar sucesos tan preocupantes como el ocurrido; no queremos tener que educar a personas adultas; no queremos tener que exigir sentido común y respeto. Tan solo buscamos la formación y disfrute de nuestros federados y federadas, y de todas esa gente que acude a los pabellones conscientes de que somos el ejemplo a seguir para nuestra. juventud», argumenta la Federación en un comunicado.

Asimismo, el balonmano gallego pide el apoyo del balonmano nacional, de todas las instituciones y aficionados para que este suceso «no quede en el olvido y suponga el cambio tan necesario que todos desean para este deporte».

La Comisión Gallega de Control de la Violencia, organismo dependiente de la Xunta de Galicia, ha abierto un expediente sancionador contra al agresor por «infracción muy grave». El padre de la jugadora que empujó a Andrés Rico, al parecer con varios antecedentes de agresividad y violencia en los pabellones, se expone a una multa que oscila entre los 60.001 y 650.000 euros, así como a la obligatoriedad de realizar trabajos sociales en el ámbito deportivo. De momento, y como medida cautelar, tendrá prohibida la entrada a cualquier recinto deportivo.