Tenis

La última salida del incorregible Kyrgios

US Open 2022

El australiano se esforzó por mantener la concentración ante Khachanov, pero tras caer eliminado volvió a explotar

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Kyrgios revienta la raqueta contra el suelo REUTERS

S. D. | AFP

Madrid

En una noche aciaga en Nueva York, Nick Kyrgios cayó eliminado a manos del ruso Karen Khachanov en sus primeros cuartos de final del Abierto de Estados Unidos. El tenista australiano, que fue atendido por molestias en una pierna en el segundo set, perdió ... por 7-5, 4-6, 7-5, 6-7 (3/7) y 6-4 después de tres horas y 39 minutos de partido, y se despidió de la pista con un nuevo numerito en su repertorio de excentricidades.

Tras su brillante victoria del domingo frente al todavía número 1 del mundo Daniil Medvedev, el vigente campeón, Kyrgios se había colocado como uno de los principales candidatos al título en Flushing Meadows, donde ya no queda en liza ningún ganador de Grand Slam.

Manteniendo a raya su explosivo carácter, Kyrgios volvió a aplicarse a fondo en el juego pero esta vez no fue suficiente ante un rocoso Khachanov, que disputará sus primeras semifinales de un Grand Slam frente al noruego Casper Ruud, que aspira a colocarse en lo más alto de la ATP.

«Lo conseguí», se felicitó Khachanov bajo algunos aplausos desde la grada de la pista central, que durante el partido apoyó mayoritariamente a Kyrgios. «Gracias. Ahora me estáis dando algo de amor, lo aprecio», afirmó con una dosis de ironía.

El volcánico Kyrgios cumplió con su palabra de seguir concentrado durante su periplo en el torneo, pero no pudo evitar dejar alguna muestra de su repertorio de excentricidades.

Raquetas estrelladas, una botella arrojada a la pista, gritos a su equipo y golpes innecesarios por debajo de las piernas fueron sucediéndose frente a un público con ganas de espectáculo.

Pero, a diferencia de tantas ocasiones, Kyrgios se arremangó y remó a contracorriente por el triunfo en una noche en la que estuvo inusualmente desacertado, con hasta 58 errores no forzados por 31 de su rival.

El duelo estuvo en riesgo de acabar prematuramente cuando Kyrgios, tras ceder el primer set, pidió un tiempo muerto médico para que le atendieran un problema en la pierna izquierda. «¡No quiero jugar con esto!», gritaba adolorido hacia su palco, que le animaba a seguir.

Kyrgios probó la pierna en los siguientes juegos y fue asentándose de nuevo jugando desde la línea de fondo. Pero en la tercera manga el australiano entró en cólera al verse de nuevo por debajo en el marcador.

El árbitro tuvo que darle una advertencia por arrojar una botella de agua desde la silla y pedir en numerosas ocasiones al público que hubiera silencio durante el juego.

Kyrgios se desahogó con algún exabrupto pero se mantuvo enchufado, no se despegó de Khachanov y remató en el 'tiebreak' ante la euforia de la pista Arthur Ashe por poder disfrutar de un último asalto.

Sin margen de error, fue Kyrgios el primero en despistarse con dos errores que permitieron a Khachanov quebrar en el primer juego. El ruso conservó la mínima ventaja como un tesoro hasta el final, dejando al público y a Kyrgios sin el final deseado.

Y ahí es cuando el volcánico carácter del australiano se desbordó. Tras saludar al árbitro del partido y según llegaba a su banquillo, destrozó su raqueta a golpes contra el suelo. Una vieja imagen que ya no sorprende a nadie.

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