Nadal reaparece con victoria

Máxima expectación por ver a Rafa Nadal en su regreso a un partido oficial. Tras renunciar a jugar en Doha, Indian Wells y Montecarlo por un problema abdominal, escogió la pista que lleva su nombre para su retorno. Qué mejor escenario que en casa, que en el torneo que ha ganado doce veces a lo largo de su carrera y cuyo público le venera. Durante la semana pasada se probó con David Jordà, Alejandro Davidovich, Andrey Rublev y Lorenzo Musetti. Incluso ayer mismo se entrenó durante una hora y media con con el boliviano Hugo Dellien, el 178 de las listas y que perdió en la última ronda de la previa. Las sensaciones fueron positivas. Pero la incógnita sobrevolaba la pista central del RCTB. Su físico era un misterio tras 102 días después de su último encuentro, en los cuartos del Open 250 de Brisbane ante Jordan Thompson. Más tiempo ha pasado desde la última vez que jugara sobre tierra. Fue el 5 de junio de 2022 en la final de Roland Garros con Casper Ruud. Han pasado 681 días y en aquella ocasión acabó en muletas.

La avenida Pedralbes, en Les Corts, zona alta de Barcelona, era un hervidero desde primera hora de la mañana. Prueba de ellos era que no había ni una plaza de aparcamiento pública ni privada en los alrededores y el club de tenis registraba un movimiento de público inusual. Programado para jugar después del duelo entre Brandon Nakashima y Andrey Rublev (ganó el americano 2-6 4-6), las gradas se asemejaban a un hormiguero durante el segundo set: todo el mundo quería coger puesto para ver el retorno del campeón de 22 grandes. El aforo de 8.100 espectadores se quedó pequeño, no se veía ni una mancha azul de los asientos de la pista principal.

Mucha expectación mientras se regaba la pista, se repasaban las líneas y se dejaba todo listo para el siguiente encuentro, el que debía enfrentar a Rafa Nadal y a Flavio Cobolli. Se anunciaron los participantes y el respetable les recibió en pie. Primero entró el italiano y acto seguido el español. Rugido atronador para recibir al manacorí, que vestido íntegramente de morado, con muñequeras y cinta de color naranja, saludaba a la grada. Eran las 16:45 de la tarde y Rafa escogió sacar primero tras el peloteo de rigor. Sin haber podido ensayar el saque durante estos últimos meses empezó estrellando el primer servicio en la red y una doble falta, pero se sobrepuso para anotar el primer punto. Comenzó sacando a unos 180 kilómetros por hora, bastante por debajo de su potencia habitual. Mantuvo su servicio y rompió el del italiano en el cuarto juego y en el último para anotarse el primer set (2-6).

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Los gritos de ánimo («Vamos Rafa») y los aplausos eran una constante. Se jaleaba su despliegue físico, las dejadas ganadoras, los puntos en la línea e incluso los malabarismos con la pelota antes de entregársela a un recogepelotas. El segundo set comenzó con otro break del manacorí. Aunque respondió Cobolli devolviéndole la rotura del servicio, Nadal puso la directa y se embolsó el segundo set para ganar el partido y pasar a segunda ronda, donde le espera Alex de Miñaur, cuarto cabeza de serie del torneo.