Danielle Collins, campeona en Miami, su título más grande en el año de su despedida

A principios de año, durante el Abierto de Australia y tras perder contra Iga Swiatek (6-0 y 6-3), Collins anunció que este sería su último año como tenista profesional. «En este momento, estoy al final de mi carrera y, sinceramente, no duele [esta derrota]. Estoy en un punto en el que, obviamente no me gustan, pero mi carrera significa mucho para mí, pero al final, puedes ganar y perder, y eso lo sabes. Esta será mi última temporada compitiendo. No sé exactamente cuándo, pero será la última y estoy deseando que llegue», comentó en aquel momento. Dos meses después quizá se arrepienta de esa decisión visto cómo le está yendo el curso. Aunque quizá sea precisamente por eso, la estadounidense (títulos en Palermo y San José, ambos en 2021, y este enorme en Miami, y finalista del Abierto de Australia en 2022; su mejor puesto en el ranking fue número 7 en julio de 2022) juega más libre y con más alegría.

Así es como disputó esta final. Muy férrea desde el fondo, con muy buenos cambios de ritmo y alturas para desequilibrar a Rybakina, a la que llevó al límite en el duodécimo juego incluso en el saque, su mejor golpe, cuando, a la tercera posibilidad que se ganó Collins, logró el break que la impulsaba también con el primer set.

La tendencia positiva la llevó a conseguir otra rotura muy pronto en el segundo parcial. Pero Rybakina (24 años y 4 del mundo) había llegado en una línea estupenda en este 2024, con los títulos en Brisbane y Abu Dabi. Y también a esta final con muy buenas sensaciones después de varios partidos sacados hacia delante con muy buen trabajo, sacrificio y confianza. Tauson (3-6, 7-5 y 6-4), Townsend (6-3, 6-7 (3) y 6-4), Keys (6-3 y 7-5), Sakkari (7-5, 6-7 (4) y 6-4) y Azarenka (6-4, 0-6 y 7-6 (2)). Además, cuenta la kazaja con más experiencia en momentos importantes: siete títulos en su palmarés (Bucharest 2019, Hobart 2020, Wimbledon 2022, Indian Wells y Roma 2023, Brisbane y Abu Dabi 2024).

Recuperó el break la kazaja y se equilibró la final; muy firme de nuevo Rybakina con su servicio. Sin embargo, en cuanto se centró de nuevo Collins, volvió a cerrar sus inseguridades y a abrir dudas en su rival (24 ganadores y 37 errores, jugando siempre en el riesgo). Incluso para levantar tres bolas de break en el octavo juego y seguir mandando en el marcador, y con una rotura definitiva en el siguiente turno. Tan cerca del título que sintió vértigo cuando sacaba para ganar: hasta tres opciones de partido no pudo convertir antes de completar la semana perfecta en la cuarta, con un revés cruzado que dejó sin aliento, y sin título, a Rybakina, finalista por segundo año consecutivo.

Hubo emoción en la estadounidense, que fue diagnosticada de artritis reumatoide en 2019, y que celebró con su equipo el título más grande de su carrera, en el año de su despedida. El lunes, otra recompensa, del puesto 53 al 22 del mundo.