Verdasco hunde a Nadal

Ahora vuelven las dudas y las preguntas de siempre sobre Nadal , sobre su capacidad para volver a ser el de antes. El chasco es importante y pocos se explican su derrota. Al final, Verdasco se impone por 7-6, 4-6, 3-6, 7-6 y 6-2 y lo celebra como si fuera un título. No es para menos.

El partido recuerda por momentos a aquella semifinal épica que ambos disputaron en 2009, esos años buenos de Nadal en donde nadie cuestionaba su fiabilidad. De hecho, acabó llevándose el torneo en su único triunfo en Melbourne y ahora está envuelto en un mar de dudas. La derrota ante Verdasco las acentúa , desde luego.

Es verdad que también esta vez se llegó a los cinco sets, tensión que encanta a la gente y que mantiene a todo el mundo en vilo. Sin embargo, el partido es únicamente bueno por eso, por el componente emocional , pues se repiten los fallos y se dispara la estadística de errores no forzados. Hay ganadores, claro, pero abundan más los golpes malos.

Verdasco, 45 del mundo, entendió que sus opciones pasaban por el todo o nada y se jugó cada bola como si fuera la última (Acabó con 90 ganadores por 91 errores). Descartó el intercambio porque ahí no tiene nada que hacer con Nadal y lo dejó todo en manos de su saque y de sus golpes de derecha. Le dio para llevarse el primer set en el tie break y tuvo la confianza suficiente como para mantenerse en el partido cuando parecía acorralado.

Porque Nadal reaccionó y se llevó el segundo y el tercer set, todo más o menos enderezado después de ese prólogo inesperado. Con todo, al balear se le volvieron a fundir las luces en el cuarto y lo perdió de nuevo en el juego decisivo. Otra vez exigido, otra vez un día de agobios .

Y el quinto empezó con alegría, rompiendo a Verdasco y aparentemente sereno. Pero Nadal ha perdido esa capacidad que tenía para intimidar a los rivales y su enemigo creció cuando antes ni se atrevía. El mallorquín jugó corto, sin constancia y llegó hasta las diez dobles faltas, un dato que explica su actual estado. Mientras, Verdasco le dio a la bola con el alma y enlazó seis juegos del tirón y firmó la gran sorpresa de la primera jornada mientras Nadal, delatado por su rostro, abandonaba Melbourne Park completamente hundido. Habrá que esperar a que vuelva de verdad.