Todo irá bien

Una victoria política

El esfuerzo, el talento, la fuerza de Nadal son el reverso de la arrogancia, la mediocridad y la dejadez de la masa independentista y de sus líderes

La turba independentista se ha juntado en Twitter y en otras redes sociales para insultar a Rafa Nadal. Le acusan de insolidario por no haber defendido a Djokovic, le quitan mérito a su victoria por no haber podido participar el serbio y le involucran en ... el mismo reproche de siempre: «España sólo sabe ganar con normas absurdas».

El penalti de Guruceta, el fichaje de Di Stefano, las bolas calientes de Florentino y el España nos roba es el odio a Rafa por ser del Madrid y llenar de orgullo con sus victorias a los españoles de buena voluntad.

Se suele decir que es un error mezclar el deporte y la política, pero con García aprendimos que no hay nada más político que el deporte. Hay un paralelismo entre la victoria de Rafa y la derrota del independentismo. Que un hombre a su edad pudiera el domingo remontarle dos sets a uno de los tenistas más duros de la historia es el espejo puesto del revés de lo que ha llegado a perder Cataluña teniéndolo todo para vivir bien. El esfuerzo, el talento, la fuerza de Nadal son el reverso de la arrogancia, la mediocridad y la dejadez de la masa independentista y de sus líderes.

No reconocer los prodigios es una de las mayores formas de vulgaridad. La reacción de la racaille secesionista explica los motivos de su derrota, de la humillación que el propio movimiento se ha causado diciendo no más que tonterías y haciendo el ridículo en todo el mundo.

La suerte que ha corrido el independentismo está íntimamente ligada a que ha dejado de entender la diferencia entre ganar y perder, y siempre pierde. El gran mérito de Rafa, el que mejor explica su éxito, es que siempre ha entregado a su trabajo hasta la última gota de su mente y de su cuerpo. Nunca ha puesto excusas, nunca se ha inventado culpables, nunca ha hecho trampas. Ha cargado con el peso y la angustia de su grandeza sin jamás quejarse y la obra que atesora impresiona tanto por lo que es como por la devoción con que la ha conseguido. Él encarna la España brillante, heroica y eterna.

En la cloaca de Twitter agonizan los que cada vez que han tenido que defender lo suyo como hombres libres han demostrado no estar a la altura de lo que reclamaban. Dicen que les persiguen pero España estaba aún atónita, estupefacta y quieta cuando ellos empezaron a correr -los unos para rendirse como cobardes, los otros para huir como las ratas- porque a diferencia de Rafa nunca quisieron pagar el precio de sus sueños.

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