Los voluntarios, el alma del torneo

Así, desde el 29 de abril al 8 de mayo, unos 650 voluntarios viven al ritmo del torneo. «Lo único que se necesita para ser voluntario es tener 18 años, tener buen trato con la gente, gustarte el tenis y tener un compromiso con los horarios», explica Pablo López, coordinador en esta edición.

Casi todos los departamentos del evento cuentan con un grupo de voluntarios, por lo que en todas las zonas de jugadores el requisito de hablar idiomas es imprescindible. López admite que los fanáticos de este deporte solicitan trabajar como voluntario en el control de acceso a gradas, ya que les permite ver más partidos de tenis. En cambio, los más mitómanos eligen los banquillos o la sala de descanso.

Según Verónica Gutiérrez, otra de las coordinadoras, estas zonas son «donde a casi todos les gustaría estar», porque los voluntarios están más cerca de los tenistas, les llevan las toallas o los botellines. Sin embargo, en estas zonas, los voluntarios tienen que ser personas «más reservadas» , que no se lancen a por los tenistas para pedir autógrafos o fotos, ya que todo esto está prohibido en las zonas restringidas al público general.

Desde personas de 18 años hasta jubilados de más de 60, este equipo trabaja desde el primer día que los tenistas pisan el aeropuerto, «recibiéndoles y dándoles la bienvenida a Madrid», matiza la coordinadora.

Juan Carlos Bueno tiene 46 años, lleva ocho siendo voluntario de la Caja Mágica. En las anteriores ediciones ha estado en palcos en la pista central, aunque no siempre ha podido ver las finales. «He visto cinco de siete. Una de Rafa Nadal contra Roger Federer... ¡fue auténtica! Un partidazo que me puso los pelos de punta», explica emocionado. Bueno señala que ver a los jugadores de cerca y comprobar que son humanos son algunos de los momentos más emocionantes que viven los voluntarios.