Thiem por fin es un grande

No fue el inicio que esperaba. Se mostró rapidísimo el alemán, activo y cómodo, seguro en los turnos de saque con juegos en blanco que duraban un minuto; al ralentí sin embargo el austriaco, que siempre necesita más peloteos de rodaje para activar su tenis. Tanto necesitó el 3 del mundo, tan agarrotado por el favoritismo en su cuarta final de Grand Slam , que se encontró con un 6-2 abajo en media hora.

Enfrente, suelto, trabajador, centrado y crecido en su primer gran final, el germano mostró su versión más completa, todo el arsenal dispuesto para tomar el mando de la próxima generación en un torneo de entidad: saques por encima de los 215 kilómetros por hora, velocidad en la muñeca para atacar la pelota desde cualquier ángulo y una derecha por fin amenazante . Suelto en la red para atajar los puntos lo antes posible, evitando que Thiem encontrara el ritmo. Atenazado el austriaco también en el segundo set, descolocado, incapaz de hacer daño ni con el drive ni con las variantes de revés cortado y plano con las que buscó su tenis, su confianza, su plan, algo.

A Zverev, no obstante, le falta, sin duda, a pesar de sus 198 centímetros de altura, crecer cuando hay que cerrar. Dejó escapar cuatro bolas de set en el segundo y con 5-2 perdió por primera vez su saque. Nervios . Solucionados después a 220 kilómetros por hora, pero permitió respirar a Thiem, desatarse, volver al partido con otros bríos, y hallar su hoja de ruta.

El 7 del mundo desaprovechó otro break en el tercer set. Y el austriaco aguantó, y sudó, y sufrió. Y se ganó la segunda rotura para llevar la final hasta el cuarto capítulo. Nivel altísimo, con un paso dentro de la línea y mucho más mordiente. El Thiem que se esperaba. Peligro que acusó Zverev , ya no tan fino, por detrás en los turnos de saque, con todo lo que eso hace temblar la mano. Con una doble falta regaló el break y lo fio todo al quinto set, tras perder la ventaja y la brillantez de los dos primeros.

Mantuvo la calma, exhalando la presión en gritos de rabia. Ideas aún frescas, físico para presionar y lograr la opción de sacar para ganar. Pero aún que le queda ese punto que hace a un gran tenista campeón. Thiem aguantó y se levantó con dos puntazos para lograr su opción al saque. Le pesó la presión, el desgaste, llamada al fisio, calambres . Y fue en el tie break, donde, con empate a tenis, ganó el corazón del austriaco. A la tercera bola de partido, su nombre entre los grandes.