TENIS
2012 humaniza a Djokovic
El serbio, obligado a defender toda la gloria de 2011, evidencia cierto cansancio físico y mental
LAURA MARTA
Fue más famoso por sus excentricidades sobre la pista que por su tenis, hasta que la madurez le llegó de repente y sorprendió a todos. Su raqueta fue el nuevo cetro bajo el que el resto de tenistas se plegaban , incapacitados para superar ... reveses afilados y derechas envenenadas.
Consiguió la gloria y una página de oro en la historia del tenis, inmaculado su estreno de 2011 con una racha favorable de 42 partidos consecutivos sin perder , hasta Roger Federer en las semifinales de Roland Garros. Setenta victorias por solo seis derrotas en un año cargado de acontecimientos, laureles y reconocimientos. Y de esos seis resultados negativos, tres fueron obligados por la exigencia a su cuerpo: se retiró contra Andy Murray en la final de Cincinnati, contra Juan Martín del Potro en Copa Davis y no se presentó en los cuartos de final del Masters 1.000 de París ante Jo-Wilfried Tsonga.
Inmaculado su historial, comenzó a pasarle factura a mitad de temporada, pero no desmereció un año mágico, aunque de todos los sueños se despierta, incluido el del número 1 .
Porque sus palabras a principios de este nuevo curso demostraban su interés por continuar alargando su hegemonía: «Va a ser muy difícil repetir lo que hice el año pasado. Pero si ya lo hice una vez, ¿por qué no dos?». Sin embargo, sus piernas parecen decir lo contrario conforme avanza un año exigido al máximo con los Juegos Olímpicos en el horizonte.
Por estos días en 2011, el serbio se había colgado ya tres medallas —Abierto de Australia, Dubái e Indian Wells—, con la soberbia de quien nada tiene que perder y todo por ganar. Este año ya atesora el primer Grand Slam, pero su fuerza, su elasticidad, su confianza y todo lo que le hiciera grande hace 365 días, se diluye en unas piernas menos ágiles y más pesadas , en una raqueta menos fina y en una cabeza menos fría.
La pista, tan pequeña como parecía a sus golpes de 2011, se hace grande ahora, más difícil de abarcar, más pesada de soportar, más larga para recuperar. En Indian Wells 2011 solo los dos mejores, Rafa Nadal y Roger Federer, le arrebataron un set. En 2012, fue Pablo Andújar quien le puso contra las cuerdas (6-0, 6-7 (5) y 6-2) y John Isner el que le tumbó (7-6 (7), 3-6 y 7-6 (5)). Contrastes en la exigencia evidenciados en cierta lentitud que mostraron sus reflejos y su mordacidad frente al americano.
El peso de la gloria
Comienzan a pesar sobre sus hombros los casi 13.000 puntos logrados en 2011 y que ahora toca defender. Y aun cuando el año apenas está estrenado, las piernas parecen flojear en los momentos claves, como en la citada derrota ante Isner , en la que tuvo 5-4 y saque para cerrar la primera manga, y la semifinal de Dubái donde no encontró juego ni la garra de antaño para defenderse ante un Andy Murray que le ganó con soltura 6-2 y 7-5.
Resquicios en un Djokovic con su propia hegemonía como principal enemigo, con Murray, Federer y Nadal hambrientos de títulos y mucho más livianos de equipaje acechando su reinado, y con el resto de aspirantes que acuden a la batalla con ganas de destronar al número uno.
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