Roland Garros

Nadal impone sus galones ante Ferrer

El balear supera un set complicado y su etapa gris para sentenciar con autoridad y alcanzar la semifinal (4-6, 6-4, 6-0 y 6-1)

Nadal impone sus galones ante Ferrer Afp

Laura Marta

Las banderas se desplegaron al verlos entrar. En un día en el que se cambiaron los helados por el té y los sombreros de 45 euros por los paraguas y chubasqueros oficiales, Rafael Nadal y David Ferrer salieron a la Suzanne Lenglen y las banderas ... se desplegaron al verlos entar. El viento secó las últimas gotas de una lluvia impredecible que remoloneó hasta bien entrada la tarde y retrasó su salida al ruedo hasta las siete menos diez de la tarde. Los paraguas se cerraron y se abrieron las mantas porque el calor de la batalla se lo quedaron los tenistas.

Ocho de los diez espectadores -todos franceses- que esperaban entrar a la pista para ver a los españoles apostaron por la victoria de Nadal. Cuando fue presentado una tímida voz creció hasta el coro unánime de toda la grada: un cumpleaños feliz que el número 1 del mundo no pudo celebrar en la pista porque el miércoles descansaba. Nadal, ídolo en París que alimenta con zurdazos la pasión en Roland Garros. Por él se esperan horas bajo la lluvia, por él se pasa frío y por él se sufre cuando pierde su servicio en el cuarto juego. Las gradas toman entonces la contienda como propia y alientan con gritos y aplausos para entrar en calor. Varios "vamos David" surgen espontáneos, intimidados por los truenos que surgen con el nombre de Rafa, aunque sea con tintes franceses.

Nada de esto parece intimidar al alicantino ni envalentonar al balear, que recupera el break perdido enseguida, pero con un tenis gris, a media velocidad, arrepentido en sus drives, con miedo en los remates. Uno de ellos, infantil y frágil, puso en bandeja el primer set a Ferrer, autoritario, temblonas de acción sus piernas en los descansos. Había que crearle dudas, si ambos se presentaban al cien por cien el número 1 demostraría sus galones. Un revés superó al de Manacor. Ocho de los diez espectadores entrevistados aplaudieron a rabiar. Extrañeza, no tanto por el resultado, sino por el juego. No era este el Nadal que esperaban.

En los pasillos vacíos de lluvia atronó la pista central. Gael Monfils perdía estrepitosamente en el segundo set contra Andy Murray y con el juego que le evita el 6-0 estalló París. La Philippe Chatrier, ajena a la pelea española donde Rafa Nadal seguía sin limpiar las telarañas de las líneas. El viento, la humedad, su brazo, todo pareció pesar en exceso. Sus saques, sin continuidad ni precisión, brindaron dos bolas de rotura en el tercer juego. Miradas al cielo del balear, dedos apretados en su palco. Con todo a favor, con voces de apoyo cada vez más crecientes, el alicantino se vio enorme en la "pequeña" Lenglen. Las piernas temblorosas por pura adrenalina de los descansos contagiaron a las manos. Una dejada mal formulada y la ventaja se esfuma. La posibilidad de ampliar la herida de Nadal se deshizo en la red.

Igual que la lluvia limpia el paisaje, la dejada que no fue tiñó de colores la paleta del balear. Un torbellino a partir de ese momento. El Nadal que esperaban los espectadores que se quitaron los paraguas y los gorros para elevar al número 1 a la cima de la Torre Eiffel. Es en París donde su nombre se hace más grande cada día. "He perdido el norte", confirmó Ferrer a su equipo. Pequeños destellos lo mantuvieron en el segundo parcial, a contracorriente ante un balear que explotaba sus recursos y cerraba puño tras puño. Perdió algo más que el norte cuando sus piernas, al descanso, dejaron de moverse. Todavía agarrotadas por aquella dejada.

Los ocho franceses de los diez preguntados perdieron el respeto al frío. Nadal volvió a calentarles las manos y el ánimo. Diez juegos consecutivos celebrados con júbilo, espectáculo puro en la zurda del balear que, sin mostrar su mejor versión acribilló a balazos de tenis a su rival, perdido en cincuenta errores no forzados. "Perdí la concentración cuando perdí el segundo set. No he estado a la altura y mal de actitud, no corresponde a un top ten. Pido disculpas a los que han pagado la entrada", confirmó Ferrer. "Es no de los mejores tenistas en tierra. Hay que hacer las cosas mejor y mejor cada vez. Sí, me ha sacado mi mejor tenis. Estuve afortunado porque cometió algunos errores que me beneficiaron en el sexto juego del segundo set. Estoy muy contento de estar otra vez en semifinales".

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