VIÑA DEL MAR

Regreso triunfal de Nadal

El balear volvió 221 días después y lo hizo con una victoria en dobles formando pareja con su amigo Juan Mónaco

Regreso triunfal de Nadal eFe

E. YUNTA

Nunca un partido de dobles generó tanta expectación, repleta la pista de fotógrafos porque la imagen valía oro. Regresaba Rafa Nadal al tenis, regresaba 221 días después de aquel fatídico 28 de junio. El deporte aplaude la vuelta del balear por todo lo que representa ... su figura, un héroe que estos días tiene a la ciudad chilena de Viña del Mar totalmente revolucionada y que reunió a 3.000 personas en su debut. Nadal y su íntimo amigo Juan Mónaco derrotaron a los checos Frantisek Cermak y Lukas Dlouhy por 6-3 y 6-3 en una hora y cuatro minutos.

El resultado importa poco y menos al tratarse de un dobles. El pulso servía para calibrar el estado de esa rodilla izquierda, castigada con una rotura parcial en el tendón rotuliano y con una hoffitis que le ha dejado siete meses sin tenis. Siendo difícil el análisis y el sacar demasiadas conclusiones, Nadal, vendado en la zona dañada, no ofreció síntomas de dolor.

Vistió para su vuelta camiseta blanca con detalles celestes y pantalón azul oscuro. Nadal saludó con timidez a la grada de Viña del Mar mientras gritaba la megafonía su nombre, atronadora la ovación. Se medía por primera vez a su cuerpo, se medía a las incógnitas y a las lógicas dudas después de tanto tiempo sin hacer lo que le gusta. Para empezar, Nadal al resto. Vuelta al tenis.

Cumplió con todas sus rutinas, en eso nada cambia. Extendió la toalla en el suelo para que no se manchara ni la bolsa ni su raquetero y colocó las botellas como siempre, la de agua fría aquí, la de agua del tiempo allá. Perfectamente alineadas, como siempre, como antes de todo. Peloteo y a jugar.

Estuvo bien, correcto, acelerando con la derecha a medida que avanzaba el partido y regalando algún golpe interesante. Sigue teniendo toque porque eso no lo perderá nunca y ahora sólo falta que vaya cogiendo ritmo, que se sienta seguro en las situaciones de tensión.

El partido no tuvo demasiada historia y Mónaco y Nadal, que frecuentan poco el circuito de dobles, se impusieron sin esfuerzos a la pareja checa. El balear, después de una derecha ganadora, sonreía y se abrazó a su amigo en un día muy especial, un día que llevaba esperando desde hace un mundo. El 5 de febrero, Nadal volvió a jugar a tenis y el miércoles lo hará en el cuadro de individuales ante Federico Delbonis.

A pie de pista, y después de firmar a la cámara, explicó sus sensaciones: «Los dobles siempre son un poco menos agresivos. Hay que ver como estoy el miércoles, que será un test más real. A ver cómo responde mi físico, mi tenis y la rodilla», resumió.

Nadal dijo estar muy satisfecho y feliz. «Estoy contento de volver a competir, es una sensación bonita y más hacerlo junto a uno de mis mejores amigos, Juan Mónaco. También el ambiente ha sido fantástico, estoy muy agradecido», comentó. Todo fueron buenas palabras para el torneo de Viña del Mar: «El tiempo y la superficie eran los adecuados. Nunca había estado en Chile y por el idioma y por todo es cercano a España, me hacía ilusión jugar aquí».

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