Lunin y Rudiger entran en la historia del Madrid

El Madrid eliminó el miércoles al vigente campeón de Europa en otra noche europea para la historia del club blanco. Esto es la Champions. Un torneo que, a veces (pocas), ganan otros equipos que no son el Madrid. Creerse lo contrario es hacerse trampas al solitario. Ejercicio de resistencia y fe, que encontró en la tanda de penaltis a dos nuevos héroes para la centenaria vida del Madrid. Lunin, que paró dos. Y Rudiger, que marcó el quinto, definitivo y ganador. Espera el Bayern en semifinales.

El Madrid no quería que nada se pareciese al pasado y empezó por cambiarle el campo al City. Argucia de Nacho y un tesoro de recompensa. Fueron doce primeros minutos con los pájaros disparando a las escopetas. El Madrid se adueñó del balón y llegó a encadenar una jugada de casi tres minutos de duración con inicio en los pies de Lunin y finalización en las manos de Ederson. Fue la antesala del gol de Rodrygo. Pelotazo de Carvajal desde su propio campo para minimizar riesgos ante la presión de Grealish. Balón hacia Bellingham, que sale de campo propio. No hay fuera de juego. Control y giro del inglés para enseñar en las escuelas, asociación con Valverde, pase filtrado del uruguayo a Vini, que tampoco está en posición antirreglamentaria (le habilitaba Walker), centro del brasileño a Rodrygo y doble remate de Goes. El primero, a la rodilla derecha de Ederson. El segundo, a la red. 0-1 en el 12.

A partir de ahí, el partido se fue a su hábitat natural. Balón del City y bloque bajo del Madrid. Haaland mandó un cabezazo al larguero y Carvajal, de improvisado '9' acompañó a Vini en una transición para rematar a las piernas de Guardiol.

Los minutos corrían y el City abusaba de su fútbol-balonmano, aunque sin la velocidad de circulación suficiente para encontrar espacio. ¿Solución? Disparos desde fuera del área, como en el Bernabéu. Solo en uno de De Bruyne tuvo que volar Lunin. Faltaba puntería e ideas. A lo segundo ayudaba la generosidad y el compromiso del Madrid. Ni una sola desatención, con Kroos como inesperado ladrón de balones.

Camino de los vestuarios, la amarilla de Carvajal como única mala noticia. Condicionado ante un Jack 'Daniels's' Grealish que volvía a ser el futbolista más desequilibrante. Gallo de noche, gallo de día.

El plan de partido se acentuó en la segunda mitad. Asedio del City y manual de resistencia del Madrid. Era un ataque por minuto. Es verdad que el City no generaba ocasiones claras, pero la sensación de peligro era permanente y la paliza defensiva del Madrid gigante. Parecía un partido de 14 contra 10.

Al Madrid le sostenía el 0-1 y el paso del cronómetro, hasta que Guardiola paró las manecillas. Doku por Grealish, que ya no podía ni con sus gemelos. Diana. A los tres minutos, el belga encaró por la izquierda, centró, despejó mal Rudiger y De Bruyne a la red. Balón muerto para el belga en área pequeña. Sin oposición. Utopía para Lunin. Partido nuevo de 15 minutos. O de 45.

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El Madrid ni había llegado al área ni había disparado a portería en toda la segunda mitad. Le quedaba la bombona de oxígeno de la prórroga, ya sin Kroos ni Rodrygo, pero con Modric y Brahim. Mini meta conseguida. En el tiempo extra, por fin un acercamiento del Madrid a la portería de Ederson. Fue en el 101, la última carrera de Vinicius. Walker evitó el mano a mano con un ligero cuerpeo. Ya no podía ni andar el brasileño. Sustituído al fin. Y sustazo poco después de Rudiger. Volea en el 105 del alemán desde dentro del área. Balón por encima del larguero.

El dolor de cabeza local era Doku. Incansable en el uno contra uno, como lo fue antes Grealish con Carvajal, que dijo basta en el 110, firmando uno de los mejores partidos de su carrera. Fue una prórroga de muertos contra enfermos terminales. No le quedaba vida a nadie. Bueno, sí. A Lunin. Y a Rudiger. A tres partidos de la Decimoquinta.